Las autoridades de Singapur llevaron a cabo la primera ejecución del año, aplicando la pena capital a un hombre bangladesí condenado por el asesinato de su expareja. La Policía de Singapur confirmó que la pena de muerte se reserva para delitos graves que causan daño significativo a la víctima o a la sociedad.
El condenado, identificado como Ahmed Salim, fue sentenciado en 2020 por el asesinato de su expareja, una trabajadora doméstica de Indonesia. Durante el proceso judicial, se mencionaron trastornos de adaptación que, según psiquiatras estatales, generaron cambios bruscos en su comportamiento.
La fiscalía y la defensa coincidieron en el diagnóstico, pero el tribunal determinó que no era suficiente para eximir a Salim de la responsabilidad, lo que resultó en la sentencia de muerte.
Contexto de la pena de muerte en Singapur
Singapur emplea la horca como método de ejecución y ha llevado a cabo más de una decena de ejecuciones en los últimos años, principalmente por delitos relacionados con drogas. Las leyes antidrogas del país contemplan la pena de muerte en casos de narcotráfico de ciertas cantidades de drogas.
Tras una pausa debido a la pandemia de covid-19, Singapur retomó las ejecuciones en 2022, alcanzando un récord al ahorcar a más de 10 presos en pocos meses, incluyendo a personas con discapacidad intelectual.
Llamados a la abolición de la pena de muerte
Grupos de derechos humanos y Naciones Unidas instan a Singapur a abolir la pena de muerte de su Código penal, argumentando en contra de su aplicación en casos como el de Ahmed Salim.
Fuente: EFE
