El despido de Sebastián Battaglia no sólo provocó que se echara más leña al fuego luego de la eliminación de Boca de la Copa Libertadores en octavos, sino que además -y seguramente lo más importante de todo- dejó un vacío enorme en el banco. Un vacío literal que de momento ocupará el “negro” Ibarra, pero también un vacío que no será fácil de llenar, sobre todo por lo que significa esa especie de trono que en este ciclo con Jorge Ameal a la cabeza y con Juan Román Riquelme ya lleva dos técnicos con la crucecita roja al lado, dos técnicos despedidos por malos resultados (antes, Miguel Ángel Russo).
Justamente por eso el Consejo de Fútbol comenzó la búsqueda del nuevo entrenador y también por eso, en principio, apuntan a dos nombres pesados, con pasado en el club, con mucha y trayectoria y que sin dudas se pueden bancar la mochila que representa el “xeneize”: Martín Palermo y Ricardo Gareca.
El primero es la nostalgia. Es la parte emocional. Es meterse con el corazón del hincha. Es ir a buscar al otro ídolo fuerte de la historia de Boca, ese que a diferencia de Guillermo Barros Schelotto y el propio Riquelme, todavía no tuvo la chance de volver a trabajar al club en esta nueva etapa como entrenador que ya lo vio en los bancos de en Godoy Cruz, Arsenal, Unión Española de Chile, Pachuca de México, el Curicó Unido chileno y Aldosivi.
