La Policía Boliviana realizó una importante incautación de 3.810 litros de carburantes que estaban siendo almacenados de manera ilegal en una vivienda ubicada en la urbanización 9 de Febrero, en El Alto. Esta acción se llevó a cabo tras recibir varias denuncias de los vecinos sobre la actividad sospechosa que se estaba llevando a cabo en la zona.
La intervención se produjo en un contexto crítico, ya que el país enfrenta una escasez de combustibles. Los carburantes estaban almacenados en bidones y tanques, aparentemente con la intención de ser vendidos de forma irregular en el mercado paralelo. En este mercado, el diésel y la gasolina pueden llegar a costar hasta tres veces más que su precio subvencionado.
Detalles de la incautación
Durante la operación, las autoridades encontraron y confiscaron un total de 16 bidones de 60 litros, un bidón de 30 litros, un bidón de 20 litros, cuatro turriles de 200 litros y dos tanques de 1.000 litros. Sin embargo, la Policía no especificó la cantidad exacta de diésel y gasolina que se encontraba en cada uno de estos recipientes.
En la actualidad, Bolivia está atravesando una crisis de escasez de carburantes, lo que se debe a que Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) no dispone de los dólares necesarios para importar combustibles. Esta situación ha llevado a que en las estaciones de servicio se formen largas filas de personas que buscan diésel y gasolina.
Impacto del mercado paralelo
La escasez de combustibles ha sido aprovechada por individuos que se dedican a acopiar y comercializar el combustible a precios mucho más altos. Por ejemplo, el costo subvencionado del diésel es de Bs 3,72, pero en el mercado paralelo puede llegar a costar hasta Bs 25. El Gobierno ha identificado el desvío de combustibles como una de las prácticas que agravan la escasez y el desabastecimiento que se está observando en todo el país.