La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha publicado su informe sobre la situación en Bolivia, donde se resaltan los avances en materia de género e inclusión social, pero también se advierte una polarización acentuada por el conflicto de 2019 y una profunda desconfianza en la justicia.
El informe, titulado «Cohesión social: el desafío para la consolidación de la Democracia en Bolivia», consta de 222 páginas y alerta sobre las amenazas que representa la narrativa derivada de la crisis electoral de 2019 para la cohesión del tejido social.
Polarización política y división postelectoral
La crisis postelectoral de 2019 generó una división en Bolivia entre quienes consideran que hubo un golpe de Estado y quienes afirman que existió un fraude electoral. Ambas narrativas siguen en discusión y se han convertido en la causa más visible de la polarización política en el país.
La CIDH destaca que esta polarización puede revertirse mediante acciones concretas desde el nivel más alto del Estado y la participación de las autoridades y sectores de la sociedad. Se sugiere la implementación de una mesa de diálogo nacional para promover visiones conjuntas, prevenir la violencia y la discriminación étnico-racial, y contribuir a la gobernabilidad democrática.
Desconfianza en el sistema judicial
En cuanto a la justicia, la CIDH señala que el sistema judicial en Bolivia necesita transformaciones estructurales urgentes, ya que la mayoría de la población desconfía profundamente de esta instancia. El sistema penal es percibido como una herramienta al servicio de intereses políticos, independientemente del partido en el poder.
A pesar de esto, la Comisión destaca que existe un consenso incipiente entre distintas fuerzas políticas y sociales sobre la necesidad de una reforma al sistema de justicia. Se insta a aprovechar esta oportunidad y los momentos históricos que vive el país para impulsar reformas judiciales.