Miguel Ángel Rodríguez Echeverría ocupó la presidencia de Costa Rica entre el año 1998 y el 2002. El destacado economista, empresario y político costarricense fue además secretario general de la OEA en 2004, a la cual debió renunciar para enfrentar cargos judiciales en su país.
¿Considera que la política es una profesión?
Sí, lo es en un sentido y no lo es en otro. Para el ciudadano común la política es algo muy importante y todos deberíamos participar en las actividades de nuestro cantón, barrio o provincia. En ese sentido no es necesariamente una profesión, pero claro que para el que se dedica a ello se convierte en algo tremendamente demandante.
Hay personas que se dedican a la política que parece que fueran sus asesores quienes marcan el camino. Los asesores son muy buenos, pero hay que tener cuidado, toda persona tiene intereses y está influida por su trayectoria, sus valores. Si uno no sabe evaluar el consejo puede verse meterse en un problema.
¿Qué recomendaría a un joven que quisiera ser político?
La política requiere una gran vocación. Yo lo primero que diría es que, si uno se quiere meter en política para vivir un poco mejor, que busque otro camino. Pero si cree que puede contribuir a su comunidad, este es el lugar. Lo segundo que le diría es que esté seguro y que esté bien afianzado en su familia. Mucha gente que se mete en política y no saben manejar las relaciones acaban perdiendo la familia. Y la tercera recomendación es que tenga alguna independencia patrimonial o una profesión con la que se puede defender, porque hay que tener la capacidad de salirse en el momento correcto. Y entonces tener un camino trazado es algo necesario.
Nómbreme tres políticos que haya conocido que le impresionaran
El emperador de Japón me impresionó mucho. Su ética, su manera de ser, su visión. El segundo, tampoco fue político, pero me impresionó mucho el desarrollo de su vida, es Juan Pablo I. Y en mi país me impresión el presidente Rafael Ángel Calderón quien tuvo la capacidad desde muy joven de armar un partido político, de recuperar la trayectoria de un partido y unir fuerzas para la acción política
¿Cuáles son los problemas que más le preocupan en el ámbito internacional ahora mismo?
En este momento me preocupa el tema de la Paz. La invasión de Rusia a Ucrania y cómo se han roto todos los principios que se sentaron después de la Segunda Guerra Mundial sobre el respeto a la soberanía territorial de las Naciones y la no intervención armada con fines de ampliar fronteras. Y en esta, línea me preocupa también la terrible violencia en América Latina.
Por otro lado, el cambio climático es un tema fundamental para la supervivencia de millones de personas en el planeta. Y lamentablemente nos ha tomado muchos años tomarlo con seriedad lo cual nos ha retrasado en la carrera por intentar detener el calentamiento global.
En tercer tema que me preocupa es el aprecio por la democracia, por la libertad, por el Estado de derecho. Siento que estamos viviendo un cambio de época muy profundo, un cambio fundamental, así como la caída del Imperio Romano. Esto está trayendo transformaciones fundamentales en muchos aspectos de la vida humana. Para mí el más importante, más difícil de asimilar y el más necesario es el cambio de la posición de la mujer en la sociedad. Esto cambió la familia, las relaciones de trabajo, las relaciones culturales, políticas y no nos hemos acostumbrado. Nuestros modelos mentales son los modelos del pasado. Eso crea angustia, desarraigo, frustración y enojo. Es una variable sociológica muy complicada de manejar.
¿Cómo ve el impacto de la Revolución tecnológica y digital?
Siempre hemos creído que el cambio tecnológico es avance del bienestar para todos y no es siempre así. El tema es cómo asumimos ese cambio para que sea en beneficio de la mayor parte de la gente, que nos permitan aumentar la productividad, vencer la pobreza todavía
Y para terminar ¿cómo ve el escenario político en tu país?
Cuando estaba terminando mi Gobierno hicimos una propuesta concreta para cambiar nuestro sistema político, para ir a un sistema semiparlamentario similar al de Finlandia o Francia pensando en que se venía una multiplicación de partidos. En ese tiempo la tendencia todavía no era tan fuertes y apenas estaba surgiendo una tercera fuerza, pero ya se veía un cambio. Se empezaba a ver un poco el sentimiento antipolítica en las campañas de algunos políticos, así como la que hacían algunos medios de comunicación que compiten con los políticos en la atracción de los ciudadanos. Esas campañas ya habían permeado y comenzado a desprestigiar mucho a la política. Por supuesto también tenemos culpa nosotros los políticos, hay que aceptarlo, hay corrupción, actos indebidos.
Pero a pesar de todo ello, ni siquiera logré que se discutiera si los partidos tradicionales estaban sintiéndose muy a sus anchas con la situación. No estaban vislumbrando lo que se venía y es lo que fue pasando. Los partidos se fueron fragmentando y la posibilidad de llegar a acuerdos conjuntos, entre todos, para alcanzar ciertas finalidades se fueron debilitando. Y cada vez más, la gente ha ido buscando expresiones partidaria más pequeña pero que representen sus intereses. Y esto nos fragmenta y hace mucho más difícil la vida política de los países.
En la pasada elección presidencial hubo 25 partidos y seis de ellos sacaron buenas representaciones para la asamblea legislativa. ¿Y quién ganó? una persona que había estado 33 años fuera del país y que era candidato de un partido que no existía antes de la elección, que no tenía ningún equipo y que para armar el gabinete salió públicamente a pedir currículums para escoger y nombrar en sus ministros. Este tipo de política se vuelve muy confrontativa, muy de choque. Y esa situación, que desdichadamente existe en muchas partes del mundo y América Latina, la estamos viviendo también en Costa Rica.
Por ello, los políticos tenemos la gran obligación de trabajar para que los partidos recuperen los valores, recuperen capacidad de estudio, de análisis, de propuestas y la capacidad de diálogo.