El arzobispo de Sucre y vicepresidente de la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB), monseñor Ricardo Centellas afirmó este miércoles que en Bolivia existen signos de mediocridad como la pobreza, la desigualdad, además de un sistema judicial que no funciona.
“Todos los días pueden mejorar, acrecentar nuestra fe, nuestra interrelación con los demás, mejorar para que nuestro país mejore. Un signo de mediocridad es que Bolivia, año tras año, generación tras generación, sigue en la pobreza, la desigualdad social, nos marca continuamente un sistema judicial que no funciona, estos son signos de mediocridad”, detalló Centellas desde la catedral Metropolitana de Sucre en la Eucaristía al iniciar la Cuaresma.
En su homilía instó a reflexionar para vencer esos signos de mediocridad como la pobreza, el desempleo y una justicia cada vez más injusta, además pidió superar la vanidad que acompaña la vida de cada uno y de la sociedad.
Pidió participar de una transformación real hacia la reflexión y el compromiso de cambio de los signos de mediocridad en los cuales estamos sumidos, a causa de un Gobierno que no logra atender las necesidades reales de la población.
“Cuaresma, tiempo de reflexión y superación, debemos salir de la mediocridad en la que estamos sumidos, debemos acrecentar la fe y la interrelación con los demás, todos los días debemos vencer esos signos de mediocridad, no quedarnos en esta vida de conformismo, debemos mejorar para que nuestro país mejore, un signo de mediocridad que año tras año nos persigue, nuestro país sigue en la pobreza, la desigualdad social, un sistema de justicia cada vez más injusta”, afirmó.
El arzobispo enseñó que Cuaresma, significa 40 días de preparación para la celebración de la Pascua, del misterio Pascual de Jesús, de ese paso que experimenta Jesús de la muerte a la vida, 40 días para intentar profundizar nuestra vida cristiana.
“Que seamos capaces de desprendernos de varios signos de mediocridad que acompañan nuestra vida y la vida de nuestra sociedad”, dijo a tiempo de pedir que dejemos el espíritu de mediocridad y de conformismo.
También, exhortó a no quedarse en la vanidad y apostar por la humildad, por un camino sencillo.
«Si nos creemos los mejores, únicos, imprescindibles, hemos perdido el Norte da la vida. Cada uno aporta algo para que la sociedad mejore, para que el mundo mejore, pero nadie es imprescindible», señaló.