EI Real Madrid vuelve satisfecho de una de sus giras por Estados Unidos que mejor “sabor de boca” ha dejado en el club blanco. El éxito económico (195.631 hinchas acudieron a los partidos contra Barcelona, América y Juventus) ha ido de la mano de lo que más le preocupaba a Ancelotti. Quitarle el óxido vacacional a la plantilla, volver a poner los pies en tierra después de la conquista de la Champions League y sobre todo “engrasar” el equipo hecho junto a los dos fichajes, Rüdiger y Tchouameni para no fallar en Helsinki, la primera etapa hacia el Sextete.
Para Carletto, la Supercopa de Europa no es un preámbulo de la temporada 2022-23, es la culminación de la pasada. Por eso su idea ha sido usar el Clásico de Las Vegas como partido “despertador” para evitar un posible arranque perezoso de sus pupilos, el América para enganchar a Benzema y la Juventus como si fuera el propio Eintracht. El italiano mostró sus cartas (ese 4-4-2 con Valverde: a la derecha) y una novedad: piensa usar su nueva profundidad de banquillo para asfixiar al rival. Él mismo lo definió muy gráficamente estos días en EE UU. Empezar con “el Triángulo de las Bermudas (Casemiro-Kroos-Modric) que hace desaparecer la pelota” y seguir con “el rock and roll” de los Tchouameni, Camavinga y Ceballos, que ha causado una impresión muy positiva en el Real Madrid por su tono físico.
Internamente, el Real Madrid le dio poca importancia al 1-0 contra el Barça. “Ellos tenían cosas que demostrar y un partido más”, justificaban desde el vestuario blanco. También faltaba Benzema, que ha vuelto como pichichi blanco del tour estadounidense con dos goles en dos partidos y la sensación de que casi tiene la foto con el Balón de Oro.
