Cada 16 de agosto se recuerda el Día de “San Roque”, una fecha especial para todas aquellas mascotas que viven en Bolivia, pero principalmente del “verdadero” amigo fiel. Este día está lleno de actividades y celebraciones realizadas en honor al mejor amigo del hombre, el perro.
Entre las costumbres de este día, las mascotas utilizan un traje nuevo y tienen un alimento especial, el cual es brindado por sus dueños.
Sin embargo, a pesar de ser una fecha festiva, este día también ha servido para concienciar a las personas sobre el cuidado que merecen todos los peluditos.
La compañía de una mascota siempre fue vital en el seno de una familia. En la actualidad, una de las situaciones más tristes que sufre un can es no tener una.
Callejeros
En Oruro existe una gran población de perros callejeros deambulando por las vías, se puede evidenciar en las redes sociales o simplemente echando un vistazo en la ciudad. La realidad de estos animalitos es severa debido a la irresponsabilidad de algunos dueños.
Según algunas páginas rescatistas de animales de Oruro, al día siempre se encuentra al menos un perro que no tiene hogar o se muestra un can atropellado.
En esta época de frío, los peluditos que no tienen techo duermen en la calle y se alimentan de los restos de basura que encuentran en algún mercado. Es por eso que en esta fecha se insta a todos los ciudadanos a entrar en conciencia sobre la importancia de la vida de estos grandes amigos.
San Roque
La historia del día de San Roque, una fecha en la que se recuerda a las mascotas, se inicia con el trabajo que realizó este santo en favor de los más necesitados.
Nació en 1.300 en una ciudad francesa, al quedar huérfano, vendió todo lo que le dejaron sus padres como herencia y entregó todo lo que obtuvo, a la gente pobre.
Asimismo, brindó ayuda a los enfermos infectados de la peste, logrando que muchos de ellos se curaran. Al atender a los pacientes se contagió, por lo que decidió aislarse de donde vivía. Se alejó en un lugar donde sólo llegaba un perro, quien diariamente le traía un pan el cual era robado a su amo.
El amo, se dio cuenta que su can robaba un pan diariamente por lo que decidió hacerle un seguimiento y es así como supo del cariño del animal a Roque.
Tras este hecho, el propietario del perro, trasladó a Roque a su vivienda hasta lograr que se curara, motivo por el que, cuando ya estaba sano decidió volver a su comunidad, pero fue acusado de ser un espía y fue encarcelado en un lugar donde murió a la edad aproximada de 32 años.
Al conocer la obra evangelizadora de Roque, el Papa Gregorio XIII lo declaró santo en el siglo XVI.
/RMMP/