La Asamblea General de la ONU llevó a cabo un polémico homenaje a Ebrahim Raisí, presidente de Irán fallecido recientemente en un accidente de helicóptero. Este tributo evidenció las divisiones entre los países occidentales y el llamado «sur global».
A las afueras de la ONU, un grupo de opositores iraníes mostró su descontento con carteles que denunciaban el homenaje a Raisí, a quien consideraban responsable de la muerte de 30.000 presos políticos. Estados Unidos decidió ausentarse del evento, mientras que Israel criticó duramente la actitud de la organización y cuestionó los mensajes de pésame del secretario general António Guterres.
El discurso de Guterres y las intervenciones del «sur global»
En el homenaje, Guterres pronunció un discurso en el que destacó que Raisí lideró a Irán en un momento complejo para el país y la región. Además, expresó la solidaridad de Naciones Unidas con el pueblo iraní en su búsqueda de paz, desarrollo y libertades fundamentales, haciendo referencia a la oposición interna.
A continuación, varios grupos de países del «sur global» tomaron la palabra para elogiar la labor de Raisí. Representantes de países africanos, musulmanes, Asia-Pacífico, Latinoamérica y el Caribe, los No Alineados y los del Consejo de Cooperación del Golfo expresaron su apoyo con diferentes grados de énfasis.
La brecha entre países occidentales y del «sur global»
Resulta llamativo que ningún país europeo, Estados Unidos o Canadá haya tomado la palabra para rendir homenaje a Raisí. Esto refleja la creciente brecha entre los países occidentales y aquellos del «sur global», ya sean africanos, asiáticos o latinoamericanos.
Fuente: EFE