Hilario Espinosa/Latinoamérica21
Michael Yon, un reconocido corresponsal de guerra, viajó en septiembre del 2023 a la provincia de Darién, en la República de Panamá, para explicar al mundo la realidad de la migración a través de la selva característica del llamado tapón del Darién. Yon reporta dos hechos que le llamaron poderosamente la atención: el aumento de migrantes de países tan lejanos como Afganistán, Nepal, China y de múltiples países de África, y la devastación ambiental que está sufriendo el ambiente en la región del Darién debido a la contaminación y la destrucción que causan las personas en su ruta a Norteamérica.
Migración desde Asia y África a Norteamérica
Según la Organización Internacional para las Migraciones, en el año 2020 unos 17,5 millones de personas migraron desde Asia a Norteamérica, el equivalente a toda la población de la ciudad de Los Ángeles. Paralelamente, el Instituto de Política Migratoria afirma que la migración desde África hacia Norteamérica va en aumento y que solo en 2019 se reportaron 5.000 detenciones en las fronteras de Estados Unidos de personas provenientes de 35 nacionalidades, principalmente Camerún, República Democrática del Congo, Eritrea, Ghana y Somalia.
En mayo del 2023, la ONU comunicó aumento considerable de migrantes a través del Darién. En el mismo documento se detalla un aumento significativo de migrantes con nacionalidades de países como Haití, Nepal, Afganistán, Bangladesh, China y otros del continente africano. Coincidentemente, los cuatro primeros países mencionados se encuentran entre los más afectados directa e indirectamente por el cambio climático de acuerdo con el Índice de Riesgo Climatico Global del año 2021.
Cambio climático y migración
Las consecuencias debidas al cambio climático, como sequías, crecidas de ríos y tormentas, son cada vez más frecuentes en los países mencionados anteriormentes. Estos desastres naturales fuerzan a los ciudadanos a ver la migración como una solución y con ese fin escogen la ruta latinoamericana que empieza en países suramericanos como Brasil, Ecuador o Venezuela, pasa a través del Darién y continúa por Centroamérica hasta llegar a los Estados Unidos de Norteamérica.
Son innumerables los testimonios de tragedia, tristeza y muerte de quienes ya han pasado por esta ruta en búsqueda de días mejores para ellos y sus familias. Pero el impacto no se queda solo en la salud mental y fìsica de las personas, sino que la gran cantidad de migrantes que utilizan la ruta del Darién están causando una gran contaminación y daños ambientales que, de seguir al ritmo actual, en un corto plazo podrían considerarse impactos ambientales de carácter irreversible.
Parque Nacional Darién, más que una zona protegida
El Parque Nacional Darién fue creado por el Estado panameño en 1980 e inmediatamente después, en 1981, la UNESCO lo declaró parte de la Reserva de la Biósfera de la Humanidad, siendo esta la mayor área protegida de Centroamérica y el Caribe. Con una flora, una fauna y unas condiciones ambientales únicas en el mundo, es además el hogar de comunidades indígenas ancestrales que luchan por mantener su identidad cultural y que dependen de estos territorios para subsistir.
Antes de la consagración del Darién como ruta migratoria, este ecosistema ya se enfrentaba a graves amenazas de origen humano. Acciones como la tala de árboles, los incendios provocados, la minería ilegal, las titulaciones de tierra fraudulentas, los monocultivos y las actividades agropecuarias intensivas han puesto en riesgo el Darién. Y la migración actual por esta vía está empeorando considerablemente la realidad ambiental de esta región de Panamá, desprotegida pero de importancia mundial en términos ambientales y culturales.
Problemas ambientales causados por la migración
La contaminación provocada por desechos sólidos –estimada por el ministerio de Ambiente panameño en 9 kilos por persona– abandonados a lo largo de la vía, que incluye al menos 37 quebradas y 20 ríos del Parque Nacional Darién, es uno de los principales problemas causados por la ruta migratoria. La Presidencia de la República de Panamá anunció en agosto de 2023 que se calculaba en 9.000 toneladas la basura que se encuentra esparcida en las rutas utilizadas por los migrantes en el parque y sus alrededores. Esta realidad ha creado una emergencia nacional en Panamá que no ha sido debidamente atendida a causa de la falta de recursos y de capacidad técnica de las instituciones públicas de la región.
Un segundo problema, pero no menos importante, es la erosión causada por el paso de los migrantes. En el 2023 cruzaron el Darién más de medio millón de personas, quienes, sumadas a las de años anteriores, serían los responsables de la remoción de no menos de 391.803 metros cúbicos de suelo, lo que equivaldría a 6.530 contenedores de carga marina de 12 metros de largo. La erosión a tales niveles afecta a la productividad de los ecosistemas y causa pérdidas significativas a la diversidad biológica de la zona.
Aunque en el presente una parte importante de la migración se debe a razones políticas en los países de origen, ya se reconoce que la migración desde Asia y África se encuentra en aumento, y una de las principales razones es el impacto del cambio climático. Aunque ningún país se encuentra exento de sufrir sus consecuencias, debemos añadir en países como Panamá los daños ambientales colaterales que las migraciones forzadas están causando en zonas de importancia ambiental mundial como la selva del Darién.
Es urgente redoblar los esfuerzos internacionales que nos permitan encontrar formas de combatir el cambio climático a mediano y largo plazo, así como atender a corto plazo las necesidades de las poblaciones en sus lugares de origen ante los riesgos directos o indirectos relacionados con el cambio climático. Las personas afectadas, en su mayoría del sur global, que buscan una esperanza en países ubicados en Norteamérica o Europa, en su ruta pueden provocar otros problemas ambientales en zonas vitales de conservación y de importancia en la lucha coincidentemente contra el cambio climático.
Hilario Espinosa es biólogo y candidato a PhD de la Universidad de Haifa (Israel). Becario STeP del Instituto Interamericano para la Investigación del Cambio Global – Belmont Forum. Profesor a tiempo parcial de la Universidad de Panamá.