El final de la etapa universitaria o de cualquier estudio en general puede generar ansiedad o frustración debido a la incertidumbre que existe al respecto. A este estado emocional se le conoce como «crisis de la cuarta vida» y afecta principalmente a jóvenes de 20 a 30 años.
«Se trata de una crisis evolutiva que señala el final de una etapa y el comienzo de otra, y conlleva una serie de desajustes que requieren especial atención», señaló la psicóloga y cofundadora de Espacio Propio Psicología, Nuria Torres, en una entrevista para la revista Vogue.
Afecta tanto a recién egresados como a quienes ingresan temprano al mercado laboral
Si bien la dificultad para ingresar al campo laboral puede ser uno de los mayores desafíos para los jóvenes recién egresados, la crisis de la cuarta vida también afecta a las personas que optan por ingresar antes al mercado laboral.
Estrés y ansiedad en aquellos que deciden no estudiar
«Las personas que deciden no estudiar y necesitan acceder al mundo laboral para poder proyectarse y desarrollarse también atraviesan esta situación, con el estrés y ansiedad que conlleva. En su caso, lo viven siendo aún más jóvenes que aquellos que esperan a terminar sus estudios», afirmó por su parte la psicóloga del Centro Sanitario Avances Psicólogos, Laura Palomares.
Expectativas y exigencias: una fuente de angustia
Asimismo, Nuria Torres señaló que tarde o temprano todos enfrentamos esta etapa; sin embargo, la diferencia radica en cómo se enfrenta y en los recursos disponibles.
Tolerar la frustración desde temprana edad
La experta explicó que las personas con altas expectativas y un alto nivel de exigencia suelen vivir este momento con angustia al entrar en una etapa en la cual, a pesar de tener varios logros obtenidos, no se corresponde con la realidad que esperaban.
Recomendaciones para enfrentar la crisis de la cuarta vida
Torres recomienda entrenar a los niños para tolerar la frustración, identificar y regular sus emociones desde las primeras etapas de su vida, ya que es importante para enfrentar cualquier tipo de crisis en su desarrollo. Además, esto les proporcionará una mejor capacidad para gestionar sus emociones y así podrán resolver los desafíos que conlleva la crisis de la cuarta vida.
Una etapa normal pero requiere prácticas adecuadas
Ambas psicólogas coinciden en que esta etapa es normal y coherente con el momento vital y las circunstancias que se atraviesan. Por lo tanto, recomiendan algunas prácticas para enfrentar esta situación de la mejor manera posible, como tener mucha paciencia, buscar apoyo, realizar ejercicios de reflexión sobre la coherencia de los objetivos buscados y no anticipar el futuro.
Consultar a un profesional si persisten los síntomas
Finalmente, aseguran que aunque este momento puede causar estrés y ansiedad, pasará con el tiempo; sin embargo, si persiste, sugieren consultar a un profesional.
