En una época en la que la tecnología y la comodidad han transformado nuestra forma de vida, el sedentarismo se ha apoderado silenciosamente de nuestras vidas. Llevar un estilo de vida inactivo puede parecer inofensivo, pero los expertos advierten que los riesgos para la salud son significativos.
El sedentarismo implica una escasa o nula actividad física, y esta tendencia se ha extendido preocupantemente tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo. La comodidad de los dispositivos electrónicos, la dependencia del transporte motorizado y la predominancia de trabajos sedentarios han contribuido al aumento del sedentarismo en nuestra sociedad actual.
Cuando llevamos un estilo de vida inactivo, nuestro cuerpo enfrenta diversos desafíos:
1. Quema reducida de calorías: Al estar menos activos, quemamos menos calorías, lo que aumenta las probabilidades de subir de peso.
2. Pérdida de masa muscular y resistencia: La falta de actividad conduce a una menor utilización muscular, resultando en pérdida de masa muscular y resistencia.
3. Debilitamiento óseo: Los huesos también se ven afectados por la falta de actividad física, lo que puede resultar en una disminución del contenido mineral.
4. Alteraciones metabólicas: El metabolismo puede verse afectado dificultando la síntesis adecuada de grasas y azúcares en el cuerpo.
5. Deterioro del sistema inmunológico: Un estilo de vida sedentario puede impactar negativamente nuestro sistema inmunológico debilitando nuestras defensas naturales.
6. Problemas circulatorios: La mala circulación sanguínea es otro efecto secundario de llevar una vida inactiva.
7. Inflamación: La falta de actividad física puede aumentar la inflamación en el cuerpo.
8. Desequilibrio hormonal: Un estilo de vida inactivo puede influir en nuestros niveles hormonales, lo que tiene efectos negativos en nuestra salud.
Un estilo de vida sedentario puede ser la causa de diversas enfermedades crónicas, incrementando el riesgo de obesidad, enfermedades del corazón (incluyendo enfermedad coronaria e infarto), presión arterial alta, colesterol alto, accidente cerebrovascular, síndrome metabólico, diabetes tipo 2 y ciertos tipos de cáncer como los de colon, seno y útero. También se relaciona con osteoporosis y caídas, así como sentimientos de depresión y ansiedad. Además, lleva a un mayor riesgo de muerte prematura.
Sin embargo, los riesgos para la salud van más allá de los aspectos físicos. La falta de actividad también puede tener un impacto negativo en nuestra salud emocional al aumentar la probabilidad de desarrollar sentimientos depresivos y ansiedad.
Para incorporar el ejercicio en nuestra rutina diaria podemos seguir algunas sugerencias:
1. En casa: Realizar tareas domésticas o trabajar en el jardín son actividades físicas que pueden ayudar a aumentar la intensidad. También podemos mantenernos en movimiento mientras vemos televisión realizando estiramientos suaves o levantando pesas pequeñas.
2. En el trabajo: Levantarnos cada hora y movernos, utilizar las escaleras en lugar del elevador o caminar durante las pausas o la hora del almuerzo son opciones para incluir más actividad física en nuestro día laboral.
3. Haciendo ejercicio en casa: Si es posible, realizar ejercicios en casa con la ayuda de videos de entrenamiento puede ser una excelente opción.
La clave es comenzar poco a poco, sin agobios, e ir aumentando gradualmente la cantidad de ejercicio. Recordemos que cualquier cantidad de actividad física es mejor que ninguna, y con el tiempo podremos alcanzar la cantidad recomendada para nuestra edad y estado de salud.