El precio de los alimentos en Argentina se ha disparado por encima del promedio. El billete más alto que circula en el país es de mil pesos, lo que equivale a 4,5 dólares al cambio oficial y 2,5 dólares al extraoficial. Según un informe del periódico español El País, este solo alcanza para comprar un kilo de tomates.
En un barrio de clase media, con mil pesos solo se puede adquirir un kilo de tomates o uno de naranjas. Si se desea frutas o verduras fuera de temporada, como las fresas o los espárragos, es necesario pagar con dos billetes. En la carnicería, con mil pesos se puede adquirir medio kilo de carne vacuna o pechugas de pollo.
Desde enero hasta ahora, los alimentos han aumentado un 28,2%, mientras que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) subió un 21,7%. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) advirtió esta semana que América Latina es la región donde más ha subido el precio de los alimentos en el último año.
María Inés, una ama de casa argentina señaló: “Ya no se sabe si un producto es caro o no lo es. Todo aumenta tanto que se pierden las referencias de los precios. Yo intento comprar sólo ofertas, voy a diferentes locales buscando descuentos pero aun así la plata no alcanza”.
Según el gobierno argentino, la guerra en Ucrania y la peor sequía en 60 años están detrás del aumento inflacionario en la canasta alimentaria. Los últimos datos oficiales indican que en febrero de este año, la canasta alimentaria básica de una pareja con dos hijos ascendía a 80.483 pesos, es decir 365 dólares al cambio oficial y 200 al extraoficial. Este mes de mayo supera los 90.000, por encima del salario mínimo actual.
El 8,1% de la población argentina es indigente, lo que significa que sus ingresos no les alcanzan ni para comprar comida. De diez habitantes del país, cuatro son pobres porque no ganan lo suficiente para sobrevivir.
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