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Gobierno pide a la ONU no criminalizar a productores de la hoja de coca

El ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, y el vicepresidente David Choquehuanca en el foro de la ONU / VICEPRESIDENCIA
El vicepresidente, David Choquehuanca, exigió respetar el legítimo derecho que los pueblos tienen para efectuar un uso tradicional, nutricional, terapéutico, ritual, industrialización y comercialización de la hoja de coca.

En el 66 periodo de sesiones de la Comisión de Estupefacientes de la Organización de Naciones Unidas (ONU) realizado en Viena, Austria, en representación de Bolivia, el ministro de Gobierno, Eduardo Del Castillo, recordó la importancia de revalorizar el cultivo ancestral de la hoja de coca y no criminalizar al productor de esta planta.

“No necesitamos criminalizar a nuestros productores de la hoja de coca, como no criminalizamos a los que comercializan combustible (…), la hoja de coca no es cocaína, la hoja de coca es un alimento y una medicina ancestral y se debe revalorizar, es lo que estamos haciendo como Bolivia”, señaló la autoridad.

Recordó que, Bolivia pasó de tener el 20% de la producción mundial de la hoja de coca, a solo el 10%, siendo el único país que logró una estabilización y control de este cultivo, pese a los conflictos internos del 2019.

“Más de 22 mil hectáreas de la hoja de coca que se producen en el país van al consumo local, ¿qué se hace para no criminalizar a los productores de la hoja de coca?, estamos trabajando para la creación de la empresa Kokabol, que básicamente generará una industria química a partir de la hoja de coca, estamos sacando todas sus propiedades”, explicó.

Asimismo, el vicepresidente, David Choquehuanca, exigió respetar el legítimo derecho que los pueblos tienen para efectuar un uso tradicional, nutricional, terapéutico, ritual, industrialización y comercialización de la hoja de coca en su estado natural.

Sobre la Convención de 1961, donde se establece a la hoja de coca como estupefaciente, prohibiendo su consumo, afirmó que se cometió un error histórico, y que ese actuar también significó un atentado a la cultura de los pueblos originarios y violación a su soberanía.

/NVY


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