Las autoridades malienses reportaron recientemente que presuntos yihadistas masacraron a más de 130 civiles durante el fin de semana en las ciudades vecinas del Centro de Mali, lo cual supone el más reciente asesinato masivo en la conflictiva región del Sahel.
Funcionarios locales informaron de escenas de asesinatos sistemáticos por hombres armados en Diallassagou y dos pueblos circundantes en el círculo de Bankass, un antiguo “foco” de violencia saheliana.
«También han quemado cabañas y casas, y han robado ganado; es una auténtica batalla campal», indicó un funcionario local que, por razones de seguridad, habló bajo condición de anonimato.
Tanto él como otro funcionario, que como él había huido de su pueblo, dijeron que el lunes todavía se estaba contando el número de muertos.
Nouhoum Togo, funcionario local de Bankass, la principal ciudad de la zona, señaló que era incluso superior a los 132 anunciados por el Gobierno, que culpó a los yihadistas afiliados a Al Qaeda de las matanzas.
Las autoridades nacionales “rompieron” su silencio el lunes por la tarde, después de que proliferaran las informaciones alarmantes en las redes sociales durante el fin de semana, según reporte de la agencia AFP.
Togo declaró que las operaciones del Ejército en la zona hace dos semanas habían provocado enfrentamientos con los yihadistas. Añadió que el viernes, este grupo de personas volvieron en varias decenas de motos para vengarse de la población.
Culpar a la Macina Katiba
El Gobierno culpó del ataque a la organización del predicador fulani Amadou Kouffa, la Macina Katiba. El centro de Mali estuvo plagado de violencia desde que la organización afiliada a Al Qaeda surgió en 2015.
Una gran parte de la zona está fuera del control del Estado y es propensa a la violencia llevada a cabo por las milicias de autodefensa y a las represalias intercomunitarias.
Desde 2012, Mali se vio “sacudido” por una insurgencia de grupos vinculados a Al Qaeda y al autodenominado grupo Estado Islámico, que suministró al país en una crisis.
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