Una encuesta realizada por la Cámara de Comercio estadounidense determinó que más del 80 por ciento de las empresas chinas tienen problemas para atraer o retener personal extranjero, debido a las políticas antivirus del país.
Más de un tercio de las empresas dijeron que su personal proveniente de otros países se redujo al menos un diez por ciento debido a las restricciones de Covid desde el comienzo de la pandemia.
Desde la Cámara Británica manifestaron que el riesgo empresarial está en su nivel más alto desde el 2020, cuando inició la pandemia de coronavirus y el virus se propagaba rápidamente en China.
La estrategia china consistió en cierres repentinos, estrictas restricciones a los viajes y largas cuarentenas que mantuvieron el virus controlado los primeros dos años, al menos en gran medida, y permitió a la gente mantener una apariencia de vida normal.
Debido a la variante ómicron, de rápida propagación, el enfoque del Gobierno Chino se desestructuró, las autoridades se apresuraron en controlar los dramáticos brotes con un conglomerado de restricciones que cambiaban constantemente, y que puso a prueba incluso a los ciudadanos extranjeros más experimentados, según informó Infobae.
Shanghái es la ciudad en la que las restricciones se impusieron con más fuerza, donde sus 25 millones de habitantes fueron obligados a entrar en cuarentena en medio de denuncias por escasez de alimentos y protestas dispersas en contra del confinamiento.
Solo esa ciudad, se tiene una gran comunidad de extranjeros, al menos164 mil, según los datos del censo de la pasada gestión. Estas personas trabajan en diversos sectores, desde la tecnología y las finanzas hasta los profesores de escuelas internacionales.
Los estrictos controles de entrada al país hicieron que algunas empresas multinacionales tarden meses en incorporar nuevos especialistas, mientras otros decidieron marcharse ante la interminable espera; los problemas en la cadena de suministros es otro problema.
En una carta enviada por la Cámara Europea al Consejo de Estado de China, se advirtió que la variante ómicron no puede combatirse con viejas herramientas como las pruebas masivas y el aislamiento.
“Los costes sociales y económicos para conseguirlo están aumentando rápidamente. Esto también está teniendo un desafortunado impacto en la imagen de China ante el resto del mundo”, decía la misiva.
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