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Puno es un “consulado” o agencia del folklore boliviano

El artículo de 1968 escrita por el puneño Valencia / ORURO ALTA TIERRA DE LOS URUS
El periodista orureño Víctor Flores Barrientos, miembro del Comité Departamental de Etnografía y Folklore de Oruro, recopiló la crítica escrita por el pinto y músico puneño Roberto Valencia Melgar (1909-2007), quien en 1968 escribió un artículo de prensa en la que cuestiona la intromisión de las danzas bolivianas en la Capital del Folklore del Perú, asegurando que Puno es un “consulado” o agencia del folklore boliviano.

El periodista orureño Víctor Flores Barrientos (+), miembro del Comité Departamental de Etnografía y Folklore de Oruro, recopiló la crítica del pintor y músico puneño, Roberto Valencia Melgar (1909-2007), quien en 1968 escribió un artículo de prensa en la que cuestiona la intromisión de las danzas bolivianas en la Capital del Folklore del Perú, asegurando que Puno es un “consulado” o agencia del folklore boliviano.

A continuación “in extenso” el artículo escrito por ese personaje puneño que cuestionó duramente el accionar de la intromisión al Perú de las danzas del Carnaval de Oruro, Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.

El artículo en cuestión lleva por rótulo: “Puno ¿Capital del Folklore del Perú?”

Con motivo de la celebración de las fiestas patronales del 2 de febrero en homenaje a la Santísima Virgen del a Candelaria, Puno manifiesta su fervor y alegría a través de diversas danzas. La concentración de conjuntos en la ya famosa “Octava” es copiosa, transformando a la ciudad en un vasto escenario por cuyas calles desfilan cientos de danzarines luciendo fastuosos disfraces.

Los que hemos nacido en esta tierra legendaria, y vivido sus tradiciones y costumbres, hoy, tenemos que lamentar la ausencia de danzas típicas, sean los primorosos “llameritos”, sean los temibles “chokelas”, sean los pintorescos “puli-pulis” que con su sincera devoción regocijaban la ciudad propiciando esplendorosamente un auténtico clima de fiesta puneña.

Hoy se ha dado paso a la cursilería de presentar costosas danzas importadas de la vecina República de Bolivia, que con la estridencia de sus trompetas contratadas han apagado el dulce y armonioso sonido de las “pusas”, que, con el retumbar de sus bajos en tuba han borrado los melódicos lamentos de quenas y pinquillos.

El millonario atuendo de “diablos” y “caporales” de Oruro ha opacado el original y vistoso traje fiestero, transformando a nuestra querida ciudad de Puno, a la voceada Capital Folklórica del Perú en un “consulado” o agencia de folklore boliviano, en cuanto a danza y música se refiere.

La proliferación de esas danzas de año en año es asombrosa: nos remitimos a la prueba irrebatible de los guarismos, que con su singular elocuencia nos demuestra la realidad sin apasionamientos ni acomodos sofísticos.

El IV Concurso Folklórico Departamental realizado el 4 de febrero, considerado como el más importante del Departamento, demuestra fehacientemente el volumen absorbedor de las danzas extranjeras.

El puneño Roberto Valencia Melgar / ORURO, BLOG ALTA TIERRA DE LOS URUS

Pues, de las 33 danzas presentadas 21 han sido indiscutiblemente bolivianas, confrontación que acusa un 63.6 por ciento o sea los 7/11 de la totalidad que constituye aproximadamente el doble de las danzas puneñas; índice elevadísimo, máxime, sí a la ciudad de Puno se le considera como el representativo folklórico Nacional.

Sí a esto agregamos que, los grupos de danzarines que colman calles y plazas del a ciudad, los días que suceden a la festividad, en su totalidad son de índole extranjero.

La situación se torna alarmante, porque, no es solamente una manifestación momentánea motivada por un afán de lucimiento en la competencia, sino que se está enraizando en el alma del pueblo, apasionándolo peligrosamente al extremo de desdeñar las expresiones melódicas y rítmicas legítimas de nuestro medio.

No otra explicación puede tener las rechiflas y situaciones incomodas que los conjuntos nacionales han sufrido en el aludido certamen del 4 de febrero, pese a que su desenvolvimiento en todo sentido era correcto.

De otro lado, a que se atribuye el abandono del Jurado en las postrimerías del concurso cuando precisamente debían actuar algunos conjuntos regionales? Y, por último, a que se debe que en algunas radioemisoras locales, los pedidos de felicitaciones por cumpleaños en un 80 por ciento son de música de la vecina República del Este? La repuesta fluye sin reparos: Puno se está extranjerizando.

Hace tres años en la fiesta del 2 de febrero, no existía ni una sola “diablada” de Oruro (Bolivia). En la actualidad existen más de dos que se dan el lujo de actuar con bandas de música del lugar de origen.

Dicha danza no tiene mayor atractivo que su atuendo; por lo demás, es un baile monótono en su movimiento, cuyo desplazamiento escénico es desequilibrado. En donde el grupo femenino está por demás y el complemento de la banda que trata de hacer espectáculo le imprime un aspecto enteramente circense.

Tenemos danzas hermosas en nuestro ubérrimo folklore que pueden ser ajustadas a los ritos tradicionales de las fiestas religiosas; sin embargo, se desairan y desplazan por danzas foráneas.

Es que a los representativos de las instituciones que auspician, conforman y capitalizan estos menesteres les falta emoción terrígena y, lo que es más, desconocen nuestro bagaje cultural.

Lo cierto es que Puno, el legendario, el tradicional, necesita urgentemente vitalizar sus íntimas estructuras espirituales en un sentido profundamente nacionalista.

Toca, pues, a las instituciones culturales, sí es que existen, enrumbar, orientar, conducir el alma colectiva del pueblo, haciendo que sus manifestaciones anímicas representen lo nuestro y, que sus expresiones psicológicas exalten al os valores propios de nuestra amada tierra.

De otro modo el título “Puno, Capital Folklórica del Perú”, estará fuera de foco.


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