Bolivia experimentó un 2025 caracterizado por una crisis económica que comenzó años atrás, pero que se intensificó debido a la continua escasez de dólares y combustibles. Esta situación provocó un aumento de la inflación y fue clave en el cambio político hacia el centro, tras casi 20 años de gobierno de la izquierda.
Escasez de divisas
La falta de divisas, que se había sentido desde 2023, se reflejó en las restricciones impuestas a las transacciones bancarias en dólares y en el encarecimiento de esta moneda en el mercado paralelo. Este año, el dólar alcanzó un costo de 20 bolivianos, en contraste con la cotización oficial de 6,96, que se ha mantenido fija desde 2011.
Las consecuencias de esta crisis se hicieron más evidentes con una inflación elevada, que entre enero y noviembre alcanzó un 19,69 %. Además, el desabastecimiento de combustibles se volvió crónico. El Gobierno de Luis Arce (2020-2025) atribuyó esta situación a la falta de dólares, que, según ellos, fue provocada por el “bloqueo” del anterior Legislativo a los créditos externos.
Declive del sector hidrocarburos
Otro factor que contribuyó a la crisis fue el declive del sector de hidrocarburos, que había sido el pilar de la economía boliviana. Las exportaciones de este sector, entre enero y octubre, sumaron 945,4 millones de dólares, lo que representa una disminución del 34 % en comparación con el mismo periodo de 2024.
Adicionalmente, se registró un déficit comercial de 521 millones de dólares entre enero y octubre. Las reservas internacionales hasta el 2 de diciembre eran de 3.277 millones de dólares, de los cuales solo 75 millones eran divisas, mientras que la mayoría correspondía a oro.
Transición de gobierno
El Gobierno de Arce entregó el poder el 8 de noviembre, afirmando que dejaba una “economía estable”. Sin embargo, las nuevas autoridades advirtieron que recibieron un país “devastado”, con un “mar de deudas” y problemas de “corrupción”, a los que responsabilizaron tanto al Ejecutivo saliente como a la administración de Evo Morales (2006-2019).
Ruptura del MAS
Este año también estuvo marcado por la ruptura del Movimiento al Socialismo (MAS), debido a la disputa entre Arce y Morales por el control del partido que gobernó Bolivia durante casi 20 años, así como por la candidatura a las elecciones generales de este año.
La popularidad de Arce disminuyó a raíz de la crisis, de la que él mismo culpó a Morales. Este último intentó forzar su candidatura, a pesar de que una disposición constitucional se lo impedía, dado que ya había gobernado el país en tres ocasiones.
Inicialmente, Arce planeaba buscar la reelección, pero renunció a su candidatura en mayo, haciendo un llamado a la unidad de la izquierda. Sin embargo, esto no ocurrió, ya que Morales, al no poder postularse, promovió el voto nulo, mientras que su “heredero” político, Andrónico Rodríguez, se presentó por su cuenta en las elecciones.
El candidato del MAS fue el exministro de Gobierno Eduardo del Castillo, quien apenas logró el porcentaje necesario para conservar la sigla del partido.
Encarcelamiento de Arce
Hace tres semanas, Arce fue encarcelado preventivamente por cinco meses, mientras se le investiga por supuesta corrupción durante su etapa como ministro en el Gobierno de Morales.
Nuevo gobierno centrista
La sorpresa de los comicios generales del 17 de agosto fue el centrista Rodrigo Paz Pereira, quien lideró la primera vuelta y luego venció al expresidente conservador Jorge Tuto Quiroga (2002-2002) en la inédita segunda vuelta del 19 de octubre, a pesar de que las encuestas preelectorales inicialmente le otorgaban escaso apoyo.
Paz, de 58 años, fue investido presidente en una ceremonia que contó con la presencia de los mandatarios de Argentina, Chile, Ecuador, Paraguay y Uruguay, así como de una importante delegación de EE.UU. Este nuevo Gobierno boliviano se ha acercado a EE.UU. tras el distanciamiento que hubo durante las administraciones del MAS.
Además, Paz restableció las relaciones con Israel, que habían sido interrumpidas por Arce debido al conflicto en Gaza, y se distanció de aliados del MAS, como Cuba, Nicaragua y Venezuela.
Medidas del nuevo presidente
Una de las primeras medidas significativas del nuevo presidente fue el reciente decreto que eliminó la subvención a los combustibles, la cual había estado vigente durante más de 20 años. Según las autoridades, esta medida era insostenible y ha encontrado resistencia por parte de la Central Obrera Boliviana (COB), que fue aliada política del MAS.
La relación entre Paz y el vicepresidente Edmand Lara ha sido tensa desde el triunfo en la segunda vuelta. Lara, un expolicía, considera que lo han marginado del Gobierno y ha criticado constantemente a la administración, acusándola sin pruebas de corrupción, llegando al punto de declararse en “oposición constructiva”.













