El paso fronterizo entre Bermejo, Bolivia, y Aguas Blancas, Argentina, vivió el sábado 27 de diciembre de 2025 una gran aglomeración de personas. Esto ocurrió tras la rehabilitación del cruce fluvial, que había estado cerrado debido a las condiciones del río Bermejo. Cientos de comerciantes y viajeros intentaron cruzar hacia Bolivia, lo que generó momentos de tensión en los muelles de abordaje.
Inicio de la aglomeración
La aglomeración comenzó desde las primeras horas de la mañana. Comerciantes y viajeros que habían quedado varados el día anterior se unieron a quienes llegaron ese día. La desesperación por conseguir un lugar en las chalanas provocó empujones y momentos de fricción entre la multitud. El espacio reducido de la ribera no fue suficiente para albergar a tantas personas.
“El paso presenta extensas filas y una multitud a la espera; la mayoría opta por permanecer en el lugar bajo el sol hasta poder pasar al otro lado”, detalló un medio jujeño.
Dinámica de la frontera
La frontera Aguas Blancas–Bermejo es una de las zonas más activas del Cono Sur, principalmente por la diferencia cambiaria. Para los ciudadanos y comerciantes que llegan desde Argentina, adquirir productos en Bolivia o realizar transacciones comerciales resulta muy rentable. Este incentivo económico alimenta un flujo constante que, ante cualquier interrupción climática, genera cuellos de botella masivos.
Comercio informal y contrabando
Este punto es considerado una “frontera caliente” debido a la intensa actividad de contrabando de alimentos, textiles y combustibles. El intercambio no se limita al paso legal; la zona es un núcleo de comercio informal que sostiene la economía de miles de familias en ambos lados de la frontera. A pesar de los esfuerzos de ambos gobiernos por formalizar el paso, la realidad en el terreno supera las medidas de seguridad.
El gobierno argentino instaló una valla metálica de 200 metros en sectores estratégicos para forzar a las personas a pasar por los puestos de control. Sin embargo, esta medida ha sido calificada como “en vano” por los propios residentes, ya que se han habilitado múltiples pasos clandestinos que operan a plena luz del día.
Además del comercio ilegal, la zona está bajo constante vigilancia antinarcóticos, lo que añade complejidad a las labores de control migratorio.
Desafíos de seguridad
Las autoridades advierten que, mientras las condiciones económicas y la brecha de precios persistan, la presión sobre el cruce de Bermejo seguirá siendo un desafío de seguridad y orden público. La situación en la frontera permanece en un estado de calma tensa y depende directamente del clima.
En plena temporada de lluvias, el caudal del río Bermejo puede volver a subir en cualquier momento, lo que obligaría a una nueva suspensión de las chalanas.
Vigilancia en el río
Las autoridades de la Armada Boliviana y la Gendarmería Nacional Argentina mantienen una vigilancia permanente para evitar accidentes en el río. Sin embargo, la marea humana que presiona por cruzar hace que el control sea cada vez más difícil.
