En el corazón de Oruro, la doctora Edda Sarah Fiorilo Barrios se erige como un símbolo de lucha y compromiso social. Con casi cuarenta años de trayectoria en el ámbito judicial, su nombre resuena no solo entre los profesionales del derecho, sino también en la comunidad que ha defendido con fervor. Edda, orureña de nacimiento y madre de tres hijas, ha dedicado su vida a la abogacía y a la defensa de los derechos humanos, especialmente los de las mujeres.
Desde sus inicios en el órgano judicial, donde comenzó como supernumeraria en un contexto marcado por la inestabilidad política, Edda ha demostrado una tenacidad admirable. “Siempre he tenido ganas de apoyar el bien”, afirma con convicción. Su carrera la llevó a ser juez de trabajo y, posteriormente, a renunciar para participar en elecciones judiciales, un paso que refleja su deseo de contribuir al cambio desde una posición activa.
A lo largo de su vida profesional, ha sido testigo y partícipe de numerosas luchas sociales. Edda recuerda con orgullo su participación en marchas y movimientos por la justicia laboral. “He sido defensora de las desigualdades y luchadora por una sociedad justa en Bolivia”, expresa con determinación. Su compromiso va más allá del ámbito legal; también se involucra en acciones sociales que benefician a su comunidad.
La familia ocupa un lugar central en su vida. Edda habla con cariño sobre sus tres hijas, sus cinco nietos, sus hermanos y sus yernos que son sus hijos también, quienes son su mayor fuente de inspiración. “La familia es lo más importante”, asegura, resaltando cómo este núcleo vital le brinda fuerza y motivación para seguir adelante. Su hija mayor es médico en Suecia, mientras que la otra sigue sus pasos como abogada, aunque no ejerce su profesión. La menor de sus hijas es fisioterapeuta y ejerce su profesión en Oruro.
Edda también reflexiona sobre el futuro de Oruro y Bolivia. “Necesitamos empuje y desarrollo”, enfatiza, al tiempo que critica la falta de meritocracia en la política actual. Para ella, es fundamental que los ciudadanos trabajen junto a las autoridades para construir un país mejor. “Bolivia necesita que todos sus hijos trabajemos por ella”, sostiene con firmeza.
A pesar de los desafíos que enfrenta la juventud actual, Edda mantiene la esperanza: “Necesitamos una juventud dinámica y ágil en pensamiento”, dice al referirse a la importancia de replantear valores en un mundo cada vez más individualista. Su mensaje es claro: hay que dejar huella, no cicatriz. La doctora Edda Fiorilo es un ejemplo vivo de dedicación y amor por su tierra. Con cada acción y decisión, busca inspirar a otros a seguir sus pasos y contribuir al bienestar colectivo. En sus palabras resuena un llamado a la acción: “El día que ya no estemos, ese día podrán decir: ya no lo hice”.
