La Iglesia Católica celebró el cuarto y último domingo de Adviento el 21 de diciembre de 2025. En esta ocasión, el obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Santa Cruz, Monseñor Estanislao Dowlaszewicz, compartió un mensaje importante. En su homilía, instó a los fieles a recuperar el sentido espiritual de la Navidad, especialmente en un contexto donde el consumismo parece dominar.
Un llamado a la intimidad
Durante su discurso, el obispo animó a los creyentes a abrir las puertas de su intimidad a la presencia divina. “No temas permitir que Dios entre en tu vida”, enfatizó Dowlaszewicz. Destacó que la verdadera preparación para la Nochebuena no se encuentra en los preparativos materiales, sino en la disposición del corazón para recibir al Hijo de Dios.
La esencia del Adviento
Para el obispo, el Adviento representa más que una simple cuenta regresiva en el calendario. Lo describió como una “posición paciente con Dios” que se cultiva día tras día. En un mundo que se caracteriza por la inmediatez, Dowlaszewicz describió la espera como un camino hacia la maduración espiritual y la esperanza.
Fe en acciones concretas
La Iglesia recordó que la fe debe manifestarse en acciones concretas y tangibles. Dowlaszewicz exhortó a los fieles a demostrar sus “decisiones de fe” en su vida diaria. Esto incluye mantener la honestidad y la ética en el ámbito laboral, practicar el perdón y la reconciliación familiar en el hogar, y rechazar firmemente las tentaciones en la vida personal.
Reflexión a días de Navidad
A solo 4 días de la Navidad, el mensaje de la Arquidiócesis busca centrar la atención en el misterio de la Encarnación. Mientras las calles se llenan de luces y compras de último momento, se propone hacer una pausa para la oración y la esperanza. Se recuerda que la llegada del Salvador es el evento que da significado a estas fechas. “La Navidad se vive con fe y esperanza mientras se espera la llegada del Hijo de Dios”, afirmó Mons. Estanislao Dowlaszewicz.
Enfoque renovado hacia lo espiritual
El encuentro también subrayó que este tiempo debe ser una oportunidad para reflexionar sobre cómo las decisiones cotidianas pueden reflejar valores cristianos. La invitación es a vivir esta temporada con un enfoque renovado hacia lo espiritual y lo comunitario.













