El director de la Oficina Técnica del Fortalecimiento a la Empresa Pública (Otfep), Pablo Camacho, advirtió este martes que la Planta Industrial de Camélidos de Oruro es tan sobredimensionada que, si opera a su máxima capacidad, podría provocar la extinción de la población de llamas en Bolivia en pocos meses.
Camacho señaló que el diseño de la planta, ubicada en el municipio de Turco e inaugurada este año con una inversión de más de 73 millones de bolivianos, no tomó en cuenta aspectos críticos como la alimentación y la genética de los animales. Esto ha forzado una operación binaria: “o funciona o no funciona”.
Advertencia sobre la extinción
En una entrevista con la red Unitel, el director de la Otfep explicó la magnitud del problema: “Tenemos una planta en Turco, muy buena la idea, hay que reconocerlo, pero es tan gigantesca para el procesamiento de llama y sus derivados que en pocos meses vamos a extinguir la población de llamas si entra en operación esta planta”.
Falta de planificación integral
La crítica principal recae en la falta de planificación integral, ya que la capacidad operativa de la planta supera con creces la oferta sostenible de camélidos en el país. El funcionario subrayó: “no es que solo se va a usar un poquito de la planta, o funciona o no funciona, no pensaron en la alimentación de estos camélidos, no vieron el tema de la genética, etc.”.
Objetivos de la planta
La Planta Industrial de Camélidos, entregada por el Presidente Luis Arce en febrero, fue concebida con el objetivo de convertir a Oruro en un polo de exportación. Su capacidad instalada incluye la producción de 1.140 toneladas de carne de llama (en cortes especiales, embutidos y deshidratada) al año, 190.400 toneladas anuales de fibra de camélidos, línea de curtiembre para procesar 150 pieles por día, sumando 45.000 piezas de cuero anualmente y 90 toneladas anuales de harina de hueso.
Costos de oportunidad
En el marco de un informe sobre el desempeño de las empresas públicas, el director de la Otfep utilizó estas inversiones para ilustrar el costo de oportunidad. Camacho afirmó que las pérdidas millonarias (estimadas en 2.595 millones de bolivianos) registradas en otras empresas estatales podrían haberse destinado a importantes obras de infraestructura social.
“Con estos 2.595 millones de pérdida, Bolivia podría haber tenido 30 hospitales de cuarto nivel, podríamos haber tenido entre 4.000 y 5.000 kilómetros de nuevas carreteras, entre 700 y 900 mega construcciones educativas y más o menos estimamos unos 30 pozos exploratorios”, finalizó.













