La final de la Copa Sudamericana 2025 en el estadio “Defensores del Chaco”, Asunción, fue un duelo cargado de tensión y dramatismo que terminó consagrando a Lanús como campeón tras imponerse a Atlético Mineiro en la tanda de penales. El “granate” volvió a escribir su nombre en la historia continental, 12 años después de su primera conquista en el torneo.
El encuentro se desarrolló bajo un marco imponente, con hinchadas que no dejaron de alentar pese a los 120 minutos sin goles. En el tiempo reglamentario, Lanús apostó por la solidez defensiva y la paciencia en ataque, mientras que el “galo” intentó imponer velocidad y presión alta. Hulk y Paulinho buscaron desequilibrar por las bandas, pero se toparon con una defensa argentina bien plantada y con un arquero inspirado: Nahuel Losada.
La prórroga mantuvo el mismo guion: Atlético Mineiro presionó, Lanús resistió y Losada se convirtió en figura al desactivar los intentos brasileños. La definición desde los doce pasos fue inevitable y allí se escribió la historia. Bou falló el primer disparo para Lanús, pero Hulk también erró para Mineiro. Izquierdoz y Acosta marcaron con seguridad, mientras que Losada se vistió de héroe al detener el remate de Vitor, sellando la consagración “granate”.
El triunfo le dio a Lanús su segundo título de Copa Sudamericana (2013 y 2025) y el tercer trofeo internacional de su historia, además de asegurar su presencia en la fase de grupos de la Copa Libertadores 2026 y la disputa de la Recopa Sudamericana. Para Atlético Mineiro, la derrota significó quedarse a las puertas de su primer título en esta competencia, un golpe duro para un club acostumbrado a pelear en la élite continental.
La celebración fue desbordante. Los jugadores se fundieron en abrazos, Pellegrino levantó el trofeo con orgullo y la hinchada granate celebró una gesta que reafirma la identidad internacional del club. La final, sin goles, pero llena de emoción, fue un fiel reflejo del fútbol sudamericano: lucha, entrega y pasión hasta el último instante. Lanús supo resistir, esperar su momento y golpear en el desenlace, escribiendo una nueva página dorada en su historia.
