El magnate de origen chino Chen Zhi se ha convertido en el nuevo rostro de las ciberestafas que han proliferado en los últimos años desde centros del Sudeste Asiático. Estas prácticas, que se asemejan a condiciones carcelarias, han dado lugar a una red criminal con conexiones en varios países, tanto dentro como fuera de la región, y con víctimas en todo el mundo.
Conocido también como Vincent, Chen Zhi dirige el conglomerado Prince Group, que tiene su sede en Camboya y opera en sectores como el inmobiliario, financiero, turístico y de alimentación. Según la página web del grupo, tiene negocios en más de 30 países, de acuerdo con el Departamento de Justicia de EE.UU.
En octubre de 2025, Chen fue acusado por las autoridades estadounidenses de ser “el cerebro detrás de un imperio de ciberfraude en expansión”.
Las autoridades señalaron que se trata de un individuo que supuestamente dirige una vasta red criminal en varios continentes, involucrando trabajo forzado, blanqueo de dinero y esquemas de inversión fraudulentos, con millones de víctimas inocentes como objetivo. Se ordenó su detención y se confiscó más de 15,000 millones de dólares en bitcoin, lo que se anunció como el mayor decomiso de criptomonedas hasta la fecha.
Red internacional de estafas
Nacido hace 37 años en la provincia meridional china de Fujian, poco se sabe sobre la vida de Chen, quien se encuentra en paradero desconocido y ha renunciado a su ciudadanía china. Según el Departamento del Tesoro de EE.UU., se le atribuyen pasaportes de Camboya, Chipre y Vanuatu.
Cercano a la élite política camboyana, Chen fundó Prince Group en 2015. A través de esta empresa, ha contribuido a proyectos de beneficencia en Camboya, según indica la web de la compañía.
Las ciberestafas en Camboya generan entre 12,500 y 19,000 millones de dólares anuales, lo que equivale al 60% de su PIB, según una investigación de Humanity Research Consultancy (HRC). A pesar de esto, el Gobierno camboyano se ha desvinculado del caso y afirmó a EFE en octubre de 2025 que Chen no se encontraba en el país.
La denuncia contra Chen, que incluyó sanciones a Prince Group por parte de EE.UU. y Reino Unido, dio inicio a una serie de medidas adoptadas por otros países contra su imperio.
Confiscaciones y operativos
Las autoridades estadounidenses han confiscado sus bienes, que incluyen aviones y un cuadro de Picasso, así como propiedades en el Reino Unido, como una mansión y un bloque de oficinas en Londres.

Recientemente, Singapur anunció un operativo contra Chen y sus socios, durante el cual se incautaron más de 115 millones de dólares en activos, además de un yate y once automóviles.
La Justicia taiwanesa también informó esta semana sobre la detención de 25 personas y la confiscación de activos por un valor aproximado de 146 millones de dólares vinculados a Prince Group.
Por su parte, Hong Kong anunció la congelación de activos valorados en unos 355 millones de dólares, que la prensa local asocia con un grupo internacional dedicado al fraude y al blanqueo, vinculado a Chen.
Más que un solo rostro
Aunque Chen, con su rostro aniñado, ha sido el rostro visible de las ciberestafas, expertos advierten que la red no se limita a Prince Group. Benedikt Hofmann, representante regional de la Oficina de la ONU para las Drogas y el Delito (ONUDD) en Bangkok, señala que las sanciones a Prince Group y la confiscación de sus activos han atraído mucha atención.
Sin embargo, aclara que hay una vasta red de actores similares en la región, y algunos ya están esperando para tomar el relevo.
Las operaciones de estas estafas se extienden a países como Birmania y Camboya. Muchos de los centros de estafas eran casinos que, durante la pandemia, se trasladaron al espacio digital. Allí, se emplea a jóvenes con conocimientos tecnológicos y de idiomas, quienes, según informes, son forzados a estafar a través de engaños amorosos o promociones financieras.
Estas estafas tienen como objetivo a ciudadanos y compañías de lugares tan lejanos como Europa o Norteamérica, aunque Asia sigue siendo un objetivo principal, indica Hofmann.

Condiciones inhumanas
Testigos y extrabajadores describen estos centros como “cárceles modernas”, donde quienes no cumplen con los objetivos son esposados, torturados y forzados a permanecer en su interior.
Según la ONU, al menos 120,000 personas están retenidas en centros de Birmania, mientras que en Camboya se estima que hay 100,000, a pesar de las campañas llevadas a cabo este año para desmantelar estas operaciones.
Este negocio genera más de 43,800 millones de dólares anuales, según el Instituto para la Paz de EE.UU. Se oculta tras empresas que se han expandido por todo el mundo. Prince Group tenía una red en Nueva York que facilitó la transferencia y el blanqueo de millones de dólares provenientes de unas 250 víctimas en EE.UU., según investigaciones en ese país.
Hofmann señala que lo que muestra Prince Group es el enorme volumen de dinero que genera esta industria y cómo la línea entre los negocios legítimos y el crimen organizado es difusa en lugares como Camboya.













