El Presidente de Bolivia, Luis Arce, dejará su cargo en menos de un mes enfrentando dos desafíos importantes: la política de industrialización y la explotación de litio. Estas áreas han resultado en 2.006 millones de dólares en inversiones que están suspendidas, además de un complejo industrial que opera a baja capacidad. Este 19 de octubre se llevará a cabo la segunda vuelta electoral entre Rodrigo Paz Pereira y Jorge Tuto Quiroga, marcando el final del oficialista Movimiento Al Socialismo (MAS) tras dos décadas en el poder.
Desafíos de la industrialización
Arce fue uno de los arquitectos del Modelo Económico Social Comunitario Productivo, que incluyó su política de industrialización. Esta estrategia buscaba “sustituir importaciones” mediante varios proyectos industriales, pero no ha dado los resultados esperados, según analistas económicos y políticos de la oposición. Otros planes, como la explotación de hierro, la producción de urea y la industrialización de azúcar, tampoco han logrado cumplir con las expectativas.
El yacimiento de hierro del Mutún
El yacimiento de hierro del Mutún, ubicado en la frontera con Brasil, es un proyecto que se ha esperado durante al menos 60 años. Tiene el potencial de generar ingresos por 260 millones de dólares al año. Sin embargo, fue inaugurado en febrero de 2025 y hasta ahora no ha producido los resultados prometidos. La industrialización del litio, que se pensaba realizar a través de tecnología de extracción directa, se encuentra en suspenso debido a observaciones sobre contratos con empresas de China y Rusia.
Complejo industrial de litio
En 2023 se inauguró un complejo industrial estatal con capacidad para producir 15.000 toneladas anuales de carbonato de litio. Este complejo funciona con un sistema de piscinas de evaporación, pero hasta ahora ha operado con menos del 20% de su capacidad. Aunque el proyecto fue iniciado por el Gobierno de Evo Morales (2006-2019), Arce anunció en 2023 el comienzo de “la era del litio”, aunque no se lograron los objetivos esperados.
Promesas económicas de Arce
Para las elecciones de 2020, Arce prometió recuperar la economía boliviana, que había decrecido un 8,74% ese año debido a la pandemia. En 2021, el producto interior bruto (PIB) creció un 6,11%, pero un informe del Instituto Nacional de Estadística (INE) indica que el PIB tuvo un crecimiento negativo del -2,40% en el primer semestre de 2025. El Gobierno atribuye esta situación a “la coyuntura política y al exceso de bloqueos”.
Problemas económicos persistentes
La falta de dólares ha sido un problema constante para el país desde principios de 2023. Las reservas internacionales llegaron a 3.148 millones de dólares, en comparación con el récord de 15.122 millones en 2014. Para el primer semestre de 2025, las reservas fueron reportadas en 2.807 millones, según el Banco Central de Bolivia (BCB). En el último año, se han observado filas constantes en gasolineras debido a la demanda insatisfecha de diésel y gasolina.
La inflación acumulada entre enero y julio fue del 16,92%, superando la proyección oficial del 7,5% para todo 2025. El ministro de Economía, Marcelo Montenegro, afirmó recientemente que “hay estabilidad en varios sectores de la economía” y que “no es cierto” que el Gobierno “está entregando la peor situación económica” al nuevo Ejecutivo.
