Los brigadistas indígenas de la reserva del Xingu, una de las más grandes de Brasil, están luchando contra los incendios forestales en su territorio. Utilizan acciones de prevención, su conocimiento ancestral y tecnología moderna, lo que ha mejorado su capacidad para responder ante el fuego.
La Tierra Indígena del Xingu abarca aproximadamente 2,6 millones de hectáreas. Fue la primera gran reserva oficialmente reconocida en Brasil y ha enfrentado históricamente una fuerte presión por la deforestación.
Ubicada en una zona de transición entre la Amazonía y el Cerrado, los líderes indígenas más experimentados recuerdan que en la década de 1960, el área era muy húmeda.
Sin embargo, la tala de árboles en los alrededores, impulsada por una creciente actividad agropecuaria, ha transformado el paisaje. Ahora es más seco, amarillento y propicio para la propagación del fuego. Además, la crisis climática ha agravado la situación, ya que la región sufre cada vez más la falta de lluvias.
En los últimos años, los incendios han aumentado en esta vasta tierra protegida, que alberga alrededor de 16 pueblos indígenas.
Impacto del fuego
“Es muy triste ver el impacto del fuego”, afirma a EFE el cacique Yuri Kuikuro, quien sobrevoló en helicóptero un área que ha sido calcinada.
Más recursos para combatir incendios
Desde finales de agosto, el Gobierno de Brasil ha invertido cerca de 3 millones de reales (560.000 dólares) para contratar helicópteros, adquirir equipamiento y pagar a brigadistas en el terreno. Este año, Brasil también organiza la cumbre climática de la ONU (COP30) en Belém.
La mayoría de los brigadistas son miembros de las comunidades indígenas del Xingu, según Kurtis Bastos, comandante de la operación contra incendios liderada por Prevfogo, una división del Instituto Brasileño de Medio Ambiente (Ibama).
Traiú Assalí es uno de los más de 100 brigadistas indígenas que trabajan en el Xingu, ubicado en el estado de Mato Grosso. Se unió al cuerpo en 2016 como voluntario y ahora se ha convertido en una fuente de inspiración para muchos jóvenes que recién se han alistado.
“El mayor enemigo de nuestro territorio ahora es el fuego. Xingu es nuestro hogar y debemos combatir el incendio hasta donde podamos porque es nuestra casa y la defenderemos con amor”, explica.

La experiencia de los caciques
En esta lucha contra las llamas, los caciques también participan, ya que conocen el terreno como nadie más. Su experiencia es fundamental para guiar a los bomberos en su labor.
“Soy guardián de los bosques, aquí es mi territorio. Es nuestro remedio, no podemos jugar con él, no podemos quemarlo”, reivindica el cacique Kalapalo Kaluani.
Uno de los grandes desafíos que enfrentan es el fuego de turba, que se propaga por el subsuelo compuesto de restos de plantas en descomposición y es difícil de detectar y combatir.
Afortunadamente, este año las lluvias llegaron antes de lo esperado y los incendios no fueron tan intensos como en 2024, lo que les permitió fortalecer las tareas de prevención.
Prevención como clave
El fuego es parte de la cultura de los indígenas del Xingu, quienes lo utilizan para limpiar terrenos y comenzar nuevas cosechas. Sin embargo, este conocimiento ancestral debe adaptarse a la nueva realidad del cambio climático.
En este contexto, los brigadistas recorren las aldeas para convencer a sus vecinos de no quemar las tierras de cultivo, una práctica tradicional, o al menos hacerlo de manera controlada.
“Les pedimos que no prendan fuego por la mañana porque hay mucho viento y puede propagarse. Les dije que solo a partir de las 6 de la tarde”, comenta a EFE Lanalu Kuikuro, la única mujer brigadista indígena de la región.
Lanalu se encarga de dar un tirón de orejas cuando es necesario, tanto a sus compañeros como a los caciques de la zona.
Uso de tecnología en la lucha
Este arduo trabajo de prevención se complementa con el uso de tecnología, que permite, por ejemplo, conocer las previsiones meteorológicas en tiempo real y trazar estrategias de combate más efectivas.
Con todas estas herramientas, Yuri Kuikuro está convencido de que el Xingu no enfrentará más incendios fuera de control en sus tierras.