El Tarot es una de las prácticas adivinatorias más populares en Occidente y su origen sigue siendo un misterio. Aunque se ha documentado su uso desde los siglos XV y XVI en Europa, no hay un acuerdo sobre quién lo creó realmente. Algunas teorías sugieren que es obra de esoteristas franceses, mientras que otras apuntan a italianos o incluso españoles. También hay quienes creen que los gitanos fueron los encargados de difundir sus símbolos a lo largo del continente.
Una teoría más profunda, respaldada por algunos investigadores, indica que el Tarot podría tener raíces más antiguas, vinculadas a las escuelas iniciáticas del antiguo Egipto. Según esta perspectiva, los fundamentos del Tarot provienen de la sabiduría asociada al dios Thot. De hecho, se sugiere que el término “tarot” podría ser una deformación fonética del nombre de esta deidad.
El uso del Tarot hoy
A pesar de las discusiones sobre su origen, el Tarot se ha establecido como una herramienta para explorar aspectos ocultos de la realidad. Esto se logra a través de cartas conocidas como arcanos. Estas cartas se disponen en diferentes configuraciones, llamadas “tiradas”, que permiten al tarotista interpretar posibles eventos, tanto del presente como del futuro.
Los fenómenos que ocurren durante una consulta de Tarot han sido objeto de estudio por parte de la parapsicología. Los expertos en este campo explican que cuando una tirada resulta acertada, se combinan varios fenómenos extrasensoriales. Entre ellos se encuentran la clarividencia, que permite captar hechos actuales que están alejados del consultante; la telepatía, que accede a recuerdos profundos del inconsciente; y la precognición, que permite percibir eventos futuros sin una base racional.
Investigaciones sobre el Tarot
Durante el Primer Congreso Argentino de Tarot, que se llevó a cabo en 1984, se presentó otro fenómeno interesante: la psicoquinesis. Este fenómeno sugiere que las cartas, al ser seleccionadas, son guiadas por una fuerza inconsciente relacionada con el entorno psíquico del tarotista, sin que haya intervención voluntaria. Para que estas manifestaciones ocurran, es fundamental que el tarotista, también conocido como paragnosta, esté en un estado de equilibrio emocional, en sintonía con el consultante y abierto a niveles profundos del inconsciente.
La precisión de una lectura de Tarot no depende solo de la técnica utilizada, sino también de una serie de condiciones psíquicas y emocionales que no siempre están presentes. Por esta razón, aunque el método pueda fallar, no se invalida como herramienta. En cambio, refleja la falta de las variables necesarias para obtener un resultado certero.
Las cartas como soporte
Las cartas del Tarot, además de su valor simbólico, sirven como un soporte que ayuda a la concentración mental del intérprete. En los últimos años, su combinación con factores psicológicos, sociológicos e incluso astrológicos ha sido objeto de análisis. Esto ha ampliado el enfoque sobre este sistema, que sigue siendo una vía válida para la exploración personal y la búsqueda de orientación.
