Detener y revertir la degradación del suelo es fundamental para mitigar el cambio climático y frenar la pérdida de biodiversidad. Con este objetivo en mente, un grupo de científicos propone reducir el desperdicio de alimentos y aprovechar el potencial sostenible de los océanos.
Un artículo publicado en la revista Nature abre nuevas posibilidades al cuantificar el impacto que tendría para el año 2050 la reducción del desperdicio de alimentos en un 75 % o la maximización de la producción sostenible de alimentos provenientes del océano.
Además, sugiere un objetivo “ambicioso pero alcanzable”: restaurar el 50 % de las tierras para 2050, en comparación con el 30 % que se busca para 2030, según indica una nota de la Convención de Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (Unccd).
Prioridad mundial en sistemas alimentarios
Los investigadores, liderados por Fernando T. Maestre de la Universidad Rey Abdullah en Arabia Saudí, proponen maneras de utilizar los sistemas alimentarios para detener y revertir la degradación del suelo. Consideran que esta acción debe ser una prioridad a nivel mundial.
Sin embargo, los sistemas alimentarios aún no se han integrado plenamente en los acuerdos intergubernamentales y no reciben la atención suficiente en las estrategias actuales para abordar la degradación de la tierra, según el estudio.
Reformas rápidas para la salud del suelo
El estudio sostiene que “unas reformas rápidas e integradas centradas en los sistemas alimentarios mundiales pueden hacer que la salud del suelo pase de la crisis a la recuperación, garantizando un planeta más saludable y estable para todos”.
Los investigadores proponen reducir el desperdicio de alimentos en un 75 %, lo que podría liberar aproximadamente 13.4 millones de kilómetros cuadrados de suelo.
Datos sobre el desperdicio de alimentos
El artículo señala que alrededor de 56.5 millones de kilómetros cuadrados de tierras agrícolas, que incluyen cultivos y pastizales, se utilizan para producir alimentos. Aproximadamente el 33 % de todos los alimentos producidos se desperdician; de este porcentaje, el 14 % se pierde después de la cosecha en las granjas, y el 19 % en las etapas de venta al por menor, servicios de alimentación y hogares.
El estudio también menciona la ley aprobada en enero de 2025 en España contra el desperdicio alimentario. Esta ley obliga a las tiendas a donar o vender los excedentes, a los restaurantes a ofrecer envases para llevar y a todos los actores de la cadena de suministro a implementar planes formales para reducir el desperdicio de comida.
Restauración de tierras degradadas
Por otro lado, los científicos indican que restaurar el 50 % de las tierras degradadas mediante prácticas de gestión sostenible del suelo equivaldría a restaurar 3 millones de kilómetros cuadrados de tierras de cultivo y 10 millones de tierras no cultivables.
La restauración de la tierra debe involucrar a las personas que viven en ella y la gestionan, especialmente a los pueblos indígenas, pequeños agricultores, mujeres y otras comunidades vulnerables, según el artículo.
Integración de sistemas alimentarios
Entre las medidas propuestas también se incluye la integración de los sistemas alimentarios terrestres y marinos. Mientras que la carne roja producida de forma no sostenible consume grandes cantidades de suelo, agua y piensos, el marisco y las algas son alternativas sostenibles y nutritivas.
Los expertos abogan por sustituir el 70 % de la carne roja producida de forma insostenible por productos del mar de origen sostenible, como pescado y moluscos silvestres o de piscifactoría. Esto podría ahorrar 17.1 millones de kilómetros cuadrados de tierra que actualmente se utiliza para pastos y piensos para el ganado.
Además, sustituir solo el 10 % del consumo mundial de verduras por productos derivados de algas marinas podría liberar más de 400,000 kilómetros cuadrados de tierras de cultivo.
Medidas audaces para el futuro
Maestre destacó que este documento presenta un conjunto de medidas “audaces e integradas” para abordar conjuntamente la degradación del suelo, la pérdida de biodiversidad y el cambio climático. También ofrece una hoja de ruta clara para su implementación de aquí a 2050.
Mediante la transformación de los sistemas alimentarios, la restauración de las tierras degradadas, el aprovechamiento del potencial de los productos pesqueros sostenibles y el fomento de la cooperación entre naciones y sectores, se puede “invertir la tendencia y revertir la degradación de las tierras”.
El equipo de investigación está formado por científicos de Alemania, Arabia Saudí, Australia, China, Colombia, España, Estados Unidos, Kenia, México, Suiza y Reino Unido.
Fuente: EFE