Decenas de animales salvajes que han sido rescatados del tráfico ilegal están recibiendo atención en la clínica veterinaria del Ministerio de Ambiente de Panamá. Esta clínica está situada en el Parque Nacional Camino de Cruces, donde un equipo de especialistas se dedica a rehabilitar a estos animales y a reinsertarlos en su hábitat natural. Desde su apertura en febrero de 2025, la clínica ha atendido a más de 750 animales, muchos de los cuales presentan problemas de comportamiento debido a su historia como mascotas.
Atención especializada para fauna silvestre
La directora médica de la clínica, Lissette Trejos, explica que “la Clínica Veterinaria está encargada de la atención oportuna, con un equipo de médicos y biólogos, de la fauna silvestre nacional, no exóticos ni mascotas”. Esto se hace para garantizar sus servicios ecosistémicos y permitir que los animales se reintegren a su medio natural, cumpliendo así su función biológica.
Situaciones legales complejas
Algunos animales aún esperan a que se resuelva su “situación legal” debido a que han sido traficados, lo cual es un proceso complicado. Según los expertos de la clínica, las aves son los animales más utilizados para el tráfico, mientras que los felinos y primates suelen ser considerados “mascotas”. La directora también resalta que “se reciben animales por tráfico ilegal y la parte ilícita, donde se tiene fauna silvestre sin ningún tipo de documentación”.

Trejos enfatiza que hay animales que no están permitidos tener en custodia, como los primates y grandes felinos. En 2024, se registraron 55 casos de delitos contra la vida silvestre en Panamá, de los cuales 36 eran por “extraer recursos o especies de la vida silvestre, acuática o terrestre protegidas o en peligro de extinción”, y 18 por tráfico de especies, según datos de la Fiscalía. En lo que va de este año, ya se han registrado 32 casos por atentar contra la vida silvestre, de los cuales 27 son por extracción y cinco por contrabando.
Comportamiento afectado por el tráfico
Un ejemplo de esto es el ocelote, un tipo de felino salvaje que se comporta como un “gato”. Este animal se recuesta dentro de su jaula y saca la pata para jugar, en lugar de adoptar una postura defensiva. El biólogo Jhomar Návalo explica que “cuando vienen procedentes por decomiso, mascotismo o tráfico ilegal, esta fauna tiene algún tipo de problema en la parte de la etología”. El comportamiento es lo que más se ve afectado en estos animales.

Proceso de rehabilitación
Los veterinarios se convierten en una especie de “mamá” para enseñar a los animales a cazar antes de ser reinsertados en su hábitat, ya que actualmente no tienen muchas posibilidades de sobrevivir. “Hay muchos animales que ya tienen comportamiento innato, pero hay otros que no. Hay otros que, al no tener cuidado parental, nosotros tenemos que replicar ese cuidado”, señala Návalo.
Desde la apertura de la clínica en febrero de 2025, los expertos reciben a los animales, les asignan un número de trazabilidad, realizan una evaluación preliminar, un diagnóstico y comienzan la rehabilitación para devolverlos a su medio. En el caso del ocelote domesticado, el proceso puede ser largo, ya que se debe “disminuir el trato humano”, excepto para recibir el tratamiento médico. “Más que todo, alejarnos poco a poco e ir adaptando y cambiándolo del medio”, sostiene Maricarmen Franco.
Investigación para la reinserción
Los expertos también están llevando a cabo investigaciones para facilitar la reinserción, especialmente con los primates. “Estamos tratando de llevar una línea base sanguínea para poder identificar de qué área viene específicamente cada primate y tener éxito a la hora de reintroducirlo”, concluye Návalo.