Los orangutanes tienen la costumbre de dormir la siesta para recuperar las horas de sueño que no lograron obtener durante la noche. Este comportamiento les ayuda a restablecerse tanto fisiológica como cognitivamente. Un estudio publicado el miércoles 25 de junio en Current Biology revela que cuanto menos duermen por la noche, más largas son sus siestas.
Los orangutanes realizan diversas actividades agotadoras, como moverse por las copas de los árboles, buscar comida, resolver problemas y gestionar sus relaciones sociales. Todas estas tareas requieren un gran esfuerzo cognitivo, lo que hace necesario un descanso reparador. Según Alison Ashbury, primera autora del estudio e investigadora del Max Planck Institute of Animal Behavior, cuando un orangután no logra dormir lo suficiente, actúa de manera similar a un humano: se acuesta y toma una siesta.
Objetivo de la investigación
La investigación fue llevada a cabo por el Instituto Max Planck de Comportamiento Animal (MPI-AB) y la Universidad de Constanza, en colaboración con científicos de la Universitas Nasional en Indonesia. El objetivo era estudiar el sueño en estos primates, nuestros parientes más cercanos, para comprender mejor las funciones y los orígenes evolutivos del sueño.
Meg Crofoot, coautora del estudio y miembro del Max Planck Institute of Animal Behavior, explicó que para responder a la pregunta de por qué los animales, desde los seres humanos hasta los primates, han evolucionado para pasar gran parte de su vida en un estado vulnerable de inconsciencia, es necesario salir del laboratorio.

Datos recopilados durante 14 años
Durante un período de 14 años, los investigadores recopilaron datos de 53 orangutanes adultos en la estación de monitoreo de Suaq Balimbing, ubicada en la selva tropical de Sumatra, Indonesia. Se registraron 455 días y noches de sueño de estos primates.
En el 41% de los días observados, los orangutanes tomaron al menos una siesta, con una duración media total de 76 minutos. Para dormir, construyen nidos, que son “camas” hechas de ramas y hojas, y que generalmente son individuales, salvo en el caso de las madres que comparten nido con sus crías lactantes.
Períodos de sueño y factores asociados
Caroline Schuppli, autora principal del estudio y líder de grupo en el Max Planck, comentó que desde el suelo no es fácil ver a los orangutanes en sus nidos nocturnos, pero se pueden escuchar sus movimientos. Al final, todo queda en silencio y quietud, y lo contrario sucede por la mañana.
Este silencio fue denominado por los investigadores como “período de sueño”, que utilizaron como indicador del sueño. Descubrieron que, en promedio, los períodos de sueño de los orangutanes duraban casi 13 horas. También hallaron que varios factores estaban relacionados con períodos de sueño nocturno más cortos, como dormir cerca de otros orangutanes, temperaturas nocturnas más frías y desplazamientos diarios más largos.
La siesta como recuperación
Para entender cómo los orangutanes se recuperan de la falta de sueño, el equipo analizó cómo variaba la duración de las siestas en relación con el descanso de la noche anterior. Encontraron un efecto compensatorio claro: los períodos de siesta eran más largos después de noches en las que habían dormido menos. Cuando tomaban siestas, dormían entre 5 y 10 minutos más por cada hora menos que habían dormido la noche anterior.
Meg Crofoot mencionó que, para los humanos, incluso una siesta corta puede tener efectos restauradores significativos. Es posible que estas siestas ayuden a los orangutanes a recuperarse fisiológica y cognitivamente después de una mala noche de sueño, de manera similar a lo que ocurre con las personas.

Nidos diurnos para la siesta
Los orangutanes de Suaq construyen nuevos nidos para sus siestas. Aunque estos nidos son más sencillos, siguen siendo estables y seguros para dormir. Schuppli afirmó que los nidos diurnos son menos sofisticados, tienen menos elementos de confort y se construyen más rápidamente que los nidos nocturnos. Sin embargo, al observar a un orangután descansando en un nido diurno, se puede notar que su cuerpo está relajado y sus ojos cerrados, lo que indica que realmente están durmiendo.
Relación entre siestas y cognición
Los investigadores creen que estos hallazgos pueden estar relacionados con la cognición de los orangutanes, ya que la población de Suaq es conocida por su uso de herramientas y su complejidad cultural. Estos rasgos pueden requerir mecanismos robustos para manejar la privación del sueño.
Schuppli sugirió que la alta propensión de estos orangutanes a usar nidos diurnos para la siesta podría deberse a que necesitan estas siestas de alta calidad para satisfacer sus demandas cognitivas. Alternativamente, sus capacidades cognitivas podrían estar relacionadas con el hecho de que duermen siestas de alta calidad en nidos diurnos con frecuencia.
Finalmente, esta estrategia de siesta puede ser posible gracias al estilo de vida semisolitario de los orangutanes de Suaq.

Fuente: EFE.