Las Islas Galápagos han logrado repatriar más de 9.500 tortugas terrestres gigantes desde que comenzó el Programa de Crianza en Cautiverio en 1965. Este programa fue implementado por la Dirección del Parque Nacional Galápagos con el objetivo de contrarrestar la disminución de estas especies, que se ha visto afectada por la introducción de especies invasoras.
Se conocen al menos 15 especies diferentes de tortugas gigantes en Galápagos. Desafortunadamente, 3 de ellas ya se han extinguido, y el objetivo del programa es evitar que las otras 12 sufran el mismo destino. El programa comenzó con las poblaciones de Pinzón, donde solo había 22 individuos de la especie Chelonoidis duncanensis, y Española, que contaba con apenas 13 tortugas de Chelonoidis hoodensis.
Repatriación de tortugas
En 1933, foráneos trasladaron a una tortuga de Española al Zoológico de San Diego, en Estados Unidos, donde permaneció durante 40 años. Esta tortuga fue repatriada al centro de crianza de la isla Santa Cruz, donde se unió al proyecto de reproducción en cautiverio durante otros 40 años. Así, este ejemplar esperó 87 años para regresar a su hogar en Española en 2020, junto a un linaje de 800 ejemplares.
Diego fue una de las 15 tortugas de la especie Chelonoidis hoodensis que ayudaron a salvar su especie. Actualmente, la población de tortugas en Española ha superado los 2.300 ejemplares, mientras que en Pinzón hay más de 1.000. Aunque estas cifras pueden parecer pequeñas en comparación con otras especies, la salud de las poblaciones no se mide solo por su número, sino también por la estructura poblacional y la capacidad de reproducción.
Centros de crianza
Los censos realizados muestran poblaciones que incluyen machos, hembras, juveniles y recién nacidos, lo que indica un proceso constante y saludable. Para garantizar la continuidad del programa, el Parque Nacional Galápagos mantiene tres centros de crianza en las islas San Cristóbal, Isabela y Santa Cruz. En estos centros, las tortugas se reproducen en un entorno natural “de manera favorable”, además de asegurar una reproducción constante en cautiverio.
Los registros del Parque Nacional indican que Isabela lidera en el número de tortugas repatriadas, con 3.467, seguida por Española con 1.911, Santiago con 1.360, Pinzón con 1.121, Santa Cruz con 751, Santa Fe con 742, San Cristóbal con 124 y Floreana con 19. El proyecto de repatriación comenzó con el apoyo de la Fundación Charles Darwin y actualmente cuenta con la colaboración de numerosas organizaciones.
Esfuerzos de conservación
Este esfuerzo se complementa con programas destinados a erradicar especies invasoras e introducidas, como cerdos, cabras, burros y roedores. Un ejemplo notable es la isla Pinzón, donde se documentó por primera vez en más de un siglo el nacimiento natural de una tortuga tras la erradicación de roedores.
Las tortugas terrestres desempeñan un papel crucial en el ecosistema, ya que dispersan semillas y crean espacios en la vegetación, lo que favorece la germinación de nuevas plantas. Actúan como “ingenieros ecológicos”, moldeando el paisaje y contribuyendo al equilibrio ecológico de las islas. Aunque el estado actual de las poblaciones es positivo, la presencia de especies invasoras sigue siendo su principal amenaza.
Tráfico ilegal de especies
El tráfico ilegal de especies es una amenaza emergente que también afecta a las iguanas terrestres del archipiélago, que fue declarado Patrimonio Natural de la Humanidad por la Unesco en 1978. Este archipiélago fue una fuente de inspiración para el científico británico Charles Darwin, quien desarrolló su teoría sobre la evolución de las especies basándose en sus observaciones en estas islas.