La Cámara Forestal de Bolivia ha declarado una emergencia nacional debido a la escasez de diésel, lo que ha llevado a la paralización de la zafra forestal 2025 en el norte del país. Pedro Colanzi, presidente de la CFB, confirmó que las operaciones que se iniciaron en mayo en Pando han sido suspendidas. Además, empresas de otras regiones han pospuesto el inicio de sus actividades, que estaba previsto para junio.
Impacto en la economía
Colanzi expresó: “Las empresas no tienen otra opción más que frenar sus operaciones, lo que afecta gravemente la economía de miles de familias bolivianas”. En un comunicado oficial dirigido al Ministerio de Hidrocarburos, el sector advirtió sobre los impactos económicos y sociales de esta crisis, señalando que más de 90,000 familias dependen directamente de la actividad forestal.
El sector forestal representa un movimiento económico de hasta 700 millones de dólares, considerando tanto el mercado interno como las exportaciones. Colanzi detalló que esta industria genera aproximadamente 600 millones de dólares para el mercado interno y cerca de 100 millones de dólares en exportaciones anuales. La falta de diésel significa que el Estado dejará de percibir estos recursos, lo que agrava aún más la complicada situación económica que enfrenta el país.

Medidas de emergencia
Como una medida de emergencia, se está analizando la posibilidad de importar diésel directamente. Jorge Ávila, gerente de la CFB, explicó que esto tendría un fuerte impacto económico para el sector, ya que el costo del diésel se ha incrementado en aproximadamente un 300% en comparación con los precios del combustible subvencionado.
Ávila también añadió que “las trabas burocráticas para importar combustible complican aún más el panorama”, con costos preliminares que oscilan entre Bs 13 y Bs 15 por litro. Esta situación genera un desafío adicional para las empresas forestales que ya enfrentan dificultades.
Consecuencias para la producción
El comunicado de la CFB indica que la escasez de diésel afecta críticamente al sector forestal. La falta de combustible no solo paraliza la producción, sino que también obliga a las empresas a importar combustible a precios desproporcionados. Esto encarece toda la cadena productiva, lo que reduce la competitividad tanto en los mercados interno como externo.
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