Un estudio reciente publicado en la revista Science ha revelado que la bacteria “Mycobacterium lepromatosis” fue responsable de casos de lepra en América siglos antes de que los europeos llegaran al continente. Este hallazgo se logró tras analizar ADN antiguo de restos humanos encontrados en Argentina y Canadá. La investigación fue llevada a cabo por un equipo de científicos del Instituto Pasteur, el CNRS y la Universidad de Colorado, en colaboración con comunidades indígenas y más de 40 investigadores de diversas partes del mundo.
Hasta el año 2008, se creía que “Mycobacterium leprae” era la única bacteria causante de la lepra. Sin embargo, en 2008 se identificó otra especie, “Mycobacterium lepromatosis”, en un paciente mexicano en Estados Unidos. Posteriormente, en 2016, se encontró esta misma bacteria en ardillas rojas en el Reino Unido.
El estudio se basó en el análisis de ADN de cerca de 800 muestras, que incluyen restos humanos antiguos y casos clínicos recientes que mostraban síntomas de lepra. Maria Lopopolo, una de las autoras y investigadora del Laboratorio de Paleogenómica Microbiana del Instituto Pasteur, comentó: “Este descubrimiento transforma nuestra comprensión de la historia de la lepra en América, al demostrar que había una versión de la enfermedad que ya era endémica entre poblaciones nativas antes de la llegada de los europeos”.
Análisis genético de cepas
Los investigadores utilizaron técnicas genéticas para reconstruir los genomas de la bacteria “Mycobacterium leprae” de individuos hallados en Canadá y Argentina. Los resultados mostraron que las cepas antiguas eran genéticamente similares, a pesar de la distancia geográfica. Esto sugiere que el patógeno se propagó rápidamente por todo el continente americano en un corto período de tiempo.
Además, los científicos identificaron varios linajes nuevos de la bacteria, incluyendo una rama ancestral que sigue infectando a los humanos en la actualidad en Norteamérica. Los análisis también indican que las cepas encontradas en ardillas rojas en el Reino Unido pertenecen a un linaje estadounidense que fue introducido en las Islas Británicas durante el siglo XIX.
Colaboración con comunidades indígenas
Nicolás Rascovan, otro autor del estudio y también del Instituto Pasteur, destacó: “Este estudio ilustra cómo el ADN antiguo y moderno puede reescribir la historia de un patógeno humano y ayudarnos a comprender mejor la epidemiología de las enfermedades infecciosas contemporáneas”.
Los investigadores enfatizan que este proyecto se realizó en estrecha colaboración con las comunidades indígenas. Estas comunidades participaron en decisiones sobre el uso de los restos ancestrales y la interpretación de los resultados. El ADN antiguo y los materiales restantes fueron devueltos cuando se solicitó, y los datos generados se compartieron a través de plataformas éticas diseñadas para facilitar un intercambio adecuado, de acuerdo con las expectativas específicas de cada comunidad.