El expresidente de Bolivia, Evo Morales, ha expresado su descontento con la decisión del mandatario estadounidense Donald Trump de volver a incluir a Cuba en la lista de países que patrocinan el terrorismo. Esta acción se produce solo seis días después de que su predecesor, Joe Biden, decidiera excluir a la isla de dicha lista. Morales ha calificado esta medida como un acto de agresión hacia Cuba y su población.
En una publicación en X, Morales cuestionó que «entre las primeras medidas de Donald Trump está la de revocar la decisión de quitar a Cuba de la espuria lista de supuestos países patrocinadores del terrorismo». Además, añadió: «Condenamos este acto de agresión no solo contra Cuba y su pueblo, sino contra la verdad. La Revolución Cubana triunfará por sobre estos nuevos ataques».
Contexto de la inclusión de Cuba
En las primeras horas de su presidencia, el republicano Trump anuló la orden firmada el 14 de enero por el exgobernante Joe Biden, que había retirado a Cuba de la lista estadounidense de estados promotores del terrorismo. Biden tomó esta decisión con el objetivo de facilitar la liberación de varios presos cubanos, en un proceso que contaba con la mediación del Vaticano. El mismo día en que Biden firmó la orden ejecutiva, Cuba anunció la liberación de 553 personas «sancionadas por delitos diversos».
Decisión de Trump en 2021
La inclusión de Cuba en la lista en enero de 2021 fue una decisión que Trump tomó antes de dejar el poder al finalizar su primer mandato. Estados Unidos justificó esta medida aludiendo a la presencia en la isla de miembros de la guerrilla colombiana del Ejército de Liberación Nacional (ELN), quienes viajaron a La Habana para iniciar negociaciones de paz con el gobierno colombiano.
Relación de Morales con Cuba
Evo Morales es un admirador del fallecido líder cubano Fidel Castro y ha sido un aliado de La Habana desde que asumió la presidencia en 2006. El exlíder del Movimiento Al Socialismo (MAS) ha mantenido una postura crítica hacia los gobiernos estadounidenses, llegando a expulsar en 2008 al embajador Philip Goldberg. También tomó la decisión de expulsar a la Administración para el Control de Drogas (DEA), acusando al embajador y a esta agencia de conspirar contra su gobierno.
En 2013, Morales hizo lo mismo con Usaid, bajo las mismas acusaciones que Estados Unidos ha rechazado. Estas acusaciones fueron recurrentes durante casi 14 años de su gobierno, reflejando la tensión entre su administración y el gobierno estadounidense.