El Presidente de Bolivia, Luis Arce, afirmó este sábado que sus compatriotas han demostrado al mundo que la hoja de coca «no es cocaína». Esta declaración se realizó durante la celebración del Día Nacional del Acullico, una festividad que defiende los usos ancestrales y medicinales de esta planta en el país.
Arce, junto al vicepresidente David Choquehuanca, encabezó el acto principal en la plaza Murillo, el centro del poder político en La Paz. En este evento participaron ministros, autoridades locales, así como productores y comercializadores de hojas de coca y derivados lícitos.
Durante su discurso, el presidente destacó que «durante todo este tiempo, el país y el pueblo boliviano han demostrado al mundo entero que la coca no es cocaína, y la historia nos ha dado la razón».
Además, Arce subrayó que el acullico, o masticado de la hoja de coca, ya no es una práctica exclusiva de las zonas andinas, sino que se ha extendido a lo largo y ancho del país y entre diferentes segmentos de la población.
Reconocimiento del mal uso
El presidente también reconoció que «se ha estado dando un mal uso de la hoja de coca cuando se produce cocaína», actividad que es llevada a cabo por «mafias internacionales» y «elementos que no quieren a la sociedad».
Arce aseguró que «el Gobierno nacional nunca va a avalar ese direccionamiento a la hoja de coca». Reiteró que siempre han luchado contra el narcotráfico y continuarán haciéndolo. Sin embargo, también enfatizó que reforzarán el acullico, que es la forma sana de consumir la hoja, así como el uso de productos industrializados derivados de ella.
Día Nacional del Acullico
Choquehuanca recordó que el Día Nacional del Acullico fue instituido mediante una ley para conmemorar que el 11 de enero de 2013, Bolivia se adhirió nuevamente a la Convención Única de las Naciones Unidas sobre Estupefacientes de 1961, con una reserva que permite el masticado de la hoja de coca dentro de su territorio.
El vicepresidente también ratificó las gestiones que realiza el Gobierno de Arce en busca de la «reclasificación» del arbusto, para que se reconozcan sus propiedades medicinales y nutricionales, y se permita la exportación de productos lícitos derivados de la hoja de coca.
Choquehuanca expresó: «Nos está yendo bien. Ya pronto nuestra hoja de coca va a poder viajar por el mundo para sanar y proteger la vida».
La celebración del acullico
El evento oficial comenzó con la entrega de una ofrenda a la Pachamama, o Madre Tierra, mientras una pareja de amautas, o sabios indígenas, pronunciaba rezos en aimara.
Posteriormente, las autoridades se subieron a un escenario donde se exhibió un cuadro de una enorme hoja de coca, confeccionado con hojas más pequeñas. Durante todo el evento, los asistentes masticaron hojas de coca hasta que una fuerte lluvia interrumpió la celebración.
Al mismo tiempo, en la plaza Murillo se instaló una pequeña feria que exhibió productos derivados de la hoja de coca, como medicinas, cosméticos, infusiones, harina, bollería y bebidas energizantes, entre otros.
En la ciudad oriental de Santa Cruz, la más poblada del país, también se reunió la gente para «acullicar» hojas de coca.
Antecedentes sobre la hoja de coca
La hoja de coca está consagrada en la Constitución de Bolivia, vigente desde 2009, por sus usos tradicionales, medicinales y culturales. Sin embargo, una parte de la producción se desvía hacia el narcotráfico para la fabricación de cocaína.
En 2017, el entonces presidente Evo Morales (2006-2019) promulgó una ley que amplió la superficie de cultivos legales de hojas de coca en el país de 12,000 a 22,000 hectáreas.
Según un informe presentado en 2023 por la Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito (Unodc), los cultivos en Bolivia disminuyeron un 2% al pasar de 30,500 hectáreas registradas en 2021 a 29,900 en 2022.
Las cifras actualizadas a 2023 aún no han sido difundidas.