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Jeanine Áñez se declara presa política a cinco años de su llegada a la presidencia boliviana

La expresidenta interina de Bolivia, Jeanine Áñez / EFE Archivo
La exmandataria boliviana recuerda los cinco años de su llegada a la presidencia y clama inocencia en medio de acusaciones del MAS por un supuesto golpe de Estado.

La exmandataria interina de Bolivia, Jeanine Áñez, recordó este martes desde prisión los cinco años de su llegada a la Presidencia del país en medio de la crisis social y política de 2019. Se declaró «presa política» del Movimiento Al Socialismo (MAS), que la acusa de haber dado un golpe de Estado ese año.

Recuerdos de su juramento

Áñez escribió en la red social X: «A 5 años de mi juramento ante Dios y la Patria como Presidenta Constitucional de Bolivia, y a 1.338 días de mi encarcelamiento como trofeo y presa política del régimen del MAS, jamás quebrarán mi espíritu ni mi fe».

La exgobernante recordó que el 12 de noviembre de 2019, «con mediación de la Iglesia, dos expresidentes y parlamentarios del MAS y de la oposición», se acordó que la vía de pacificación del país luego del fraude, la renuncia y huida de Evo Morales y su cúpula era la sucesión constitucional.

Áñez afirmó: «Asumí mi deber por amor a Bolivia y con fe en Dios y en el pueblo, víctima de la violencia de grupos armados masistas. Asumí mi deber y volvería a hacerlo por la democracia y la libertad». Antes de la crisis de 2019, ella era la segunda vicepresidenta del Senado boliviano.

También confió en que «a los culpables del fraude» en las fallidas elecciones de 2019, el posterior «abandono de funciones y caos, les llegará la Justicia».

La exmandataria expresó: «Soy inocente: amo a mi país, resisto cada día, lucho por la unidad que erradicará al régimen del MAS, que nos condena a la división entre bolivianos y al socialismo totalitario y empobrecedor».

Jeanine Áñez asumió el mando interino del país dos días después de la renuncia del entonces gobernante Evo Morales y de todos los funcionarios en línea de sucesión presidencial.

Simpatizantes de la expresidenta interina de Bolivia, Jeanine Áñez / EFE Archivo

La renuncia de Evo Morales

Morales dimitió y salió del país asegurando ser víctima de un «golpe de Estado», en medio de protestas ciudadanas por denuncias de un fraude electoral a su favor en las elecciones generales de 2019, que luego fueron anuladas.

Áñez era, hasta ese momento, una política con poca relevancia que activó un mecanismo de sucesión, sin el quórum necesario en el Parlamento, donde la mayoría le pertenecía al MAS. Esta acción fue respaldada en su momento por el Tribunal Constitucional tras una interpretación a la norma sobre casos de vacío de poder.

Su detención y juicios

La política fue detenida y encarcelada en marzo de 2021 dentro del proceso conocido como «golpe de Estado I», iniciado por una exdiputada del MAS. En 2022, fue sentenciada a diez años de prisión por otro caso, el «golpe de Estado II», en el que fue acusada de situarse ilegalmente en la línea de sucesión en 2019.

El juicio por el caso «golpe de Estado I» avanzó en las últimas semanas, teniendo como principales acusados al gobernador suspendido de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, y al exlíder ciudadano del departamento de Potosí y excandidato a la Vicepresidencia, Marco Pumari.

Reclamaciones de Áñez

Camacho y Pumari lideraron las protestas poselectorales en 2019, cuando ambos eran presidentes de los comités cívicos de sus regiones. Áñez fue apartada de ese proceso porque ya fue juzgada y sentenciada por los mismos hechos en el caso «golpe de Estado II».

La opositora siempre reclamó un proceso especial como expresidente y en 2023 denunció al Estado boliviano ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) por negarle un juicio de responsabilidades.


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