Tras un fuerte enfrentamiento policial, el expresidente Evo Morales denunció este viernes 25 de octubre que el Gobierno envió un contingente de 200 efectivos armados para intervenir «ilegalmente» el bloqueo en el puente Khora, en Parotani. Acusó a las autoridades de poner en peligro la vida de los manifestantes.
Intervención policial en Parotani
Según Morales, la intervención fue realizada con cerca de 200 policías y militares que estarían armados con gases lacrimógenos, escopetas, granadas y otros equipos de control de multitudes. Esto fue interpretado por el expresidente como un atentado a la protesta social.
«Advertimos a la comunidad nacional e internacional que cualquier hecho donde exista derramamiento de sangre será de entera responsabilidad del Gobierno», afirmó Morales en sus redes sociales. Señaló que la protesta social está protegida por la Constitución y tratados internacionales.
Respuesta del ministro de Gobierno
Sin embargo, horas después, el ministro de Gobierno, Eduardo Del Castillo, negó las acusaciones y responsabilizó a Morales de los enfrentamientos. «Señor Morales, no solo todo lo que dice es mentira, sino que usted es quien tiene gente armada y mandó a atacar a las fuerzas policiales con dinamita y armas de fuego», escribió el ministro en sus redes sociales.
Del Castillo denunció que el líder del Movimiento Al Socialismo (MAS) está instigando los bloqueos, afectando la circulación y las actividades de las familias bolivianas.
Enfrentamientos y consecuencias
La situación en Parotani fue de alta confrontación en las últimas horas, con enfrentamientos entre la Policía y bloqueadores que dejaron a un efectivo policial gravemente herido. Este efectivo sufrió la pérdida de un pie debido a una explosión de dinamita. La Policía advirtió sobre el uso de dinamita y explosivos por parte de los manifestantes. Por su parte, los grupos afines a Morales denunciaron un uso excesivo de la fuerza pública.
Llamado a la calma
Mientras tanto, la Defensoría del Pueblo llamó a la calma y pidió a las autoridades el uso «racional y proporcional» de la fuerza. Este llamado se produce en un contexto de creciente tensión entre las fuerzas del orden y los manifestantes en la región.