Recientes enfrentamientos entre grupos «evistas» y «arcistas» en Vila Vila han llevado a la diputada del Movimiento Al Socialismo (MAS), Rosario García, a hacer un llamado a un diálogo nacional con el exmandatario Evo Morales. La situación se ha intensificado durante la movilización conocida como «marcha para salvar Bolivia», donde se han reportado agresiones a parlamentarios por parte de seguidores del Presidente Luis Arce. Esto ha generado llamados a la paz y al entendimiento entre las partes involucradas.
La diputada García ha instado al presidente de la Cámara de Senadores, Andrónico Rodríguez, a convocar este diálogo. Ella ha señalado que “mediante el diálogo, Andrónico pueda defender el bien mayor y no intereses personales y políticos”. Esta solicitud refleja la necesidad de encontrar un terreno común entre los diferentes sectores políticos del país.
Agresiones durante la movilización
El senador William Torrez ha manifestado que durante la movilización fueron agredidos 2 parlamentarios por seguidores de Luis Arce. Torrez ha señalado que “las agresiones fueron motivadas por el Órgano Ejecutivo”, ya que en los grupos de choque se evidenció la presencia de funcionarios públicos y del Ministerio de Gobierno. Esta situación ha generado preocupación entre los miembros del MAS y otros sectores de la sociedad.
Instancia de paz y diálogo
Torrez ha instado al Órgano Ejecutivo a no generar violencia y a permitir que la marcha continúe, ya que es una manifestación pacífica que no atenta ni agrede a nadie. Afirmó que “la dirección del MAS nunca se negó al diálogo”; sin embargo, el partido envió un comunicado con un pliego petitorio al Gobierno para reunirse en una mesa de diálogo, y la respuesta del Gobierno fue un rechazo, negando toda posibilidad de diálogo.
Tensión política en el país
La tensión entre estos grupos refleja un contexto político polarizado en el país, donde las diferencias han llevado a episodios de violencia y confrontación. Las autoridades han sido criticadas por su manejo de estas situaciones, lo que ha generado un clima de desconfianza entre sectores políticos y sociales. La necesidad de un diálogo efectivo se vuelve cada vez más urgente para evitar que la situación se agrave.