El líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, supuestamente ordenó la ejecución de 30 altos funcionarios que fueron acusados de negligencia y corrupción en la gestión de las inundaciones que afectaron al país entre el 25 y el 29 de julio. Estas inundaciones resultaron en la muerte de aproximadamente 4,000 personas.
Inundaciones devastadoras
Según el informe, las inundaciones causaron estragos en la región del río Yalu y en otras áreas cercanas. Miles de edificios y tierras agrícolas fueron afectados, lo que llevó a la evacuación de más de 15,000 personas.
Ejecuciones tras la crisis
De acuerdo con la cadena surcoreana TV Chosun, las ejecuciones se llevaron a cabo a finales de agosto, después de que una investigación determinara que los funcionarios no habían actuado de manera adecuada durante la crisis.
El medio también informó que Kim Jong-un responsabilizó a los ejecutados por no haber prevenido el colapso de los servicios de emergencia, lo que contribuyó al agravamiento de la catástrofe.
Rechazo a la ayuda internacional
El régimen norcoreano decidió rechazar la ayuda internacional para la reconstrucción de las áreas afectadas. En su lugar, optaron por reubicar a los desplazados en Pyongyang.
Reconstrucción urgente
Además, se ha dado a conocer que Kim Jong-un ordenó la reconstrucción de las zonas inundadas en un periodo de 2 a 3 meses.
Ejecuciones públicas en aumento
Este tipo de ejecuciones públicas no son algo raro en Corea del Norte. Desde que se han disminuido las restricciones por la pandemia de COVID-19, se ha observado un aumento significativo en las ejecuciones públicas, con reportes que indican hasta 100 en el último año.
Las autoridades norcoreanas utilizan estos castigos ejemplares como una forma de mantener el control social en el país.