En La Cumbre, Bolivia, a más de 4.000 metros de altitud, un grupo de bolivianos dio inicio al mes dedicado a la Pachamama con rituales y ofrendas. Durante esta celebración, se agradece a la Madre Tierra por los logros obtenidos en el último año y se pide por la prosperidad.
El mes de agosto ha sido elegido para realizar estas ofrendas debido a que marca el final de la primera temporada agrícola en el mundo andino. Según las comunidades indígenas, en este momento del año, la Madre Tierra abre su boca para alimentarse con las ofrendas y así retribuir los frutos obtenidos y los que se esperan en el futuro.
Rituales en lugares sagrados
Las ofrendas se realizan tanto en áreas urbanas, en viviendas y comercios, como en lugares considerados sagrados en la cultura andina. Uno de estos lugares es La Cumbre, un paso ubicado a unos 4.200 metros de altitud que conecta la ciudad de La Paz con la zona subtropical de Los Yungas. Allí, una estatua de un Cristo con los brazos extendidos y un par de cruces son los sitios preferidos para realizar las ofrendas.
La importancia de los espíritus de los cerros
Debido a que La Cumbre también es un lugar de paso para los viajeros, se solicita la guía y protección de los «apus», los espíritus de los cerros, y los «achachilas», las deidades de las montañas, para evitar accidentes durante los viajes.
Elementos sagrados en las ofrendas
Las ofrendas incluyen elementos como plantas medicinales sagradas y resinas aromáticas vegetales. Algunas de ellas incluso contienen fetos disecados de llama, como parte de los rituales ancestrales.
Desafíos ambientales
En las últimas décadas, las montañas cercanas a La Cumbre han experimentado un deshielo constante debido al cambio climático. Además, recientemente han sufrido incendios forestales provocados por sequías y quemas agrícolas autorizadas.