El exvicepresidente Álvaro García Linera ha denunciado un intento de golpe de Estado en Bolivia, tras el levantamiento militar ocurrido en la plaza Murillo el 26 de junio. Esta situación ha profundizado la división en el Movimiento Al Socialismo (MAS), generando tensiones entre el Presidente Luis Arce y Evo Morales, quienes no logran ponerse de acuerdo sobre la interpretación de los sucesos.
García Linera ha calificado como «mezquina» la pelea entre Arce y Morales, advirtiendo que esta situación podría llevar a la pérdida del partido en las próximas elecciones. Destaca que la falta de acuerdo entre ambos líderes se debe a sus luchas personales y egoístas, sin considerar las consecuencias para Bolivia.
Falta de consenso debilita al gobierno y genera incertidumbre
En medio de acusaciones cruzadas, Luis Arce define los hechos en la Plaza Murillo como un intento de golpe de Estado, mientras Evo Morales denuncia un autogolpe. La falta de consenso entre ellos ha debilitado al gobierno, perdiendo credibilidad ante la ciudadanía y generando incertidumbre sobre su gestión.
Presencia militar en política y la inestabilidad económica
García Linera señala que la presencia militar en política es peligrosa y que jugar con los militares puede desencadenar situaciones críticas. En este contexto, resalta que la economía inestable ha contribuido a instalar la idea de un autogolpe en la opinión pública, afectando aún más la confianza en el gobierno.
Unión estratégica para fortalecer al partido
Según García Linera, las divisiones internas en el MAS deben resolverse mediante una unión estratégica entre Arce y Morales para fortalecer al partido. Sin embargo, las diferencias ideológicas y personales obstaculizan este proceso, dejando al descubierto las fisuras dentro del movimiento político boliviano.
