Millones de trabajadores en América Latina y el Caribe se ven obligados a buscar empleo en el sector informal para complementar sus bajos ingresos debido a la precariedad del sistema de pensiones en la región. Esta situación afecta profundamente la calidad de vida de los adultos mayores, quienes después de décadas de trabajo y haber superado la edad de jubilación, se encuentran en una situación económica desfavorable.
México: el desafío de la informalidad laboral
En México, casi la mitad de la población activa se encuentra en la informalidad laboral, lo cual refleja la complejidad del sistema de pensiones en el país. Con una pensión mínima que apenas supera los 6,000 pesos mensuales (unos 350 dólares), muchos mexicanos se ven obligados a prolongar su vida laboral para asegurar un retiro medianamente estable. El salario mínimo en México es de 7,468 pesos (unos 435 dólares).
Argentina: la crisis económica y la vulnerabilidad de los jubilados
En Argentina, el 65% de los jubilados cobra la jubilación mínima, que en abril fue de 171,217 pesos (192 dólares). Este ingreso representa un 82% del salario mínimo legal en el país, que es de 202,800 pesos (232 dólares). La alta inflación y la crisis económica han dejado a muchos jubilados en una situación de gran vulnerabilidad, obligándolos a seguir trabajando incluso después de alcanzar la edad de retiro.
Brasil: el desafío de garantizar una jubilación digna
En Brasil, el salario mínimo es de 1,412 reales (unos 274 dólares), y la pensión mínima se sitúa en ese mismo valor, siendo percibida por el 64% de los pensionistas. Aunque no hay estadísticas exactas sobre el número de pensionistas que trabajan, en 2023 había 7.4 millones de brasileños de 60 años o más que continuaban trabajando, lo que representa el doble que hace una década.
Chile: críticas al sistema de pensiones basado en la capitalización individual
En Chile, el sistema de pensiones establecido durante el régimen de Augusto Pinochet enfrenta críticas por no garantizar retiros dignos. Este sistema se basa en la capitalización individual, donde los trabajadores aportan un 10% de su sueldo a las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP). Sin embargo, las pensiones resultantes suelen ser insuficientes y se sitúan por debajo del salario mínimo del país, que es de 470,000 pesos (531 dólares).
Bolivia: desafíos en términos de cobertura y suficiencia de ingresos
En Bolivia, a pesar de contar con un sistema de pensiones que permite una renta de vejez de hasta el 70% del salario referencial, solo 220,000 jubilados reciben una pensión, de los cuales el 68% recibe una prestación menor a 6,000 bolivianos (862 dólares). El 80% de la población económicamente activa trabaja en la informalidad, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), lo cual representa un desafío significativo en términos de cobertura y suficiencia de ingresos.