La justicia de Ruanda ha dictaminado una sentencia de cadena perpetua para Beatrice Munyenyezi por su participación en el genocidio de 1994, en el que más de 800.000 tutsis y hutus moderados fueron asesinados. Munyenyezi es la nuera de la exministra de Familia y Asuntos de la Mujer, Pauline Nyiramasuhuko, quien también fue condenada por la masacre en un tribunal internacional.
Delitos probados más allá de toda duda
Los jueces de la Sala Especial de Crímenes Internacionales y Transfronterizos del Tribunal Superior de Huye (sur de Ruanda) consideraron a Munyenyezi culpable de conspiración para cometer genocidio, asesinato como un crimen de genocidio, incitación a cometer genocidio y complicidad en violación. Sin embargo, fue absuelta del delito de planear un genocidio.
Deportada desde Estados Unidos
Munyenyezi, de 54 años, fue deportada desde Estados Unidos el 17 de abril de 2021, donde había cumplido una sentencia de diez años por mentir sobre su participación en el genocidio para obtener la ciudadanía estadounidense. Fue detenida al llegar a Ruanda.
Acusaciones de un papel clave en la matanza
Se acusa a Munyenyezi de haber tenido un papel clave en la matanza de tutsis en la ciudad de Butare, incluyendo el asesinato de una monja utilizando una pistola.
Relación con líderes de milicias hutus
Las investigaciones sobre Munyenyezi comenzaron después de que testificara a favor de su marido, Arsene Shalom Ntahobali, uno de los líderes de las milicias juveniles hutus conocidas como Interahamwe, ante el Tribunal Penal Internacional para Ruanda. Tanto Munyenyezi como su marido fueron condenados a cadena perpetua.
La primera mujer condenada por el TPIR
Pauline Nyiramasuhuko, suegra de Munyenyezi, fue la primera mujer en ser condenada por el TPIR. Se le impuso la cadena perpetua por siete cargos, incluyendo genocidio, crímenes de lesa humanidad e incitación a la violación. Durante el juicio, se testificó que Nyiramasuhuko ordenaba a los milicianos violar a las mujeres antes de matarlas.
El genocidio de 1994 en Ruanda
El genocidio de 1994 en Ruanda comenzó tras el asesinato de los presidentes de Ruanda y Burundi. La matanza, que duró poco más de tres meses, resultó en la muerte de al menos 800.000 tutsis y hutus moderados. Fue una de las peores matanzas étnicas de la historia reciente.