El Papa Francisco, de 87 años, decidió romper con la tradición al lavar los pies únicamente a mujeres durante la Semana Santa en la prisión de Rebibbia, en Roma. A pesar de sus dificultades de salud y movilidad, el pontífice dirigió la ceremonia desde su silla de ruedas, lavando los pies de cada una de las mujeres presentes. Muchas de ellas no pudieron contener las lágrimas durante este emotivo momento.
El lavatorio de pies es un rito que tiene lugar el jueves anterior a la Pascua, y busca imitar el gesto de Jesucristo al lavar los pies de sus discípulos la noche antes de su muerte. Desde que fue elegido como Papa, Francisco ha llevado a cabo esta ceremonia fuera del territorio vaticano, eligiendo lavar los pies de presos, refugiados y personas con discapacidad.
La inclusión de las mujeres en la ceremonia
En los primeros años de su pontificado, el Papa Francisco decidió cambiar las normas eclesiásticas para incluir oficialmente a las mujeres en la ceremonia del lavatorio de pies. Sin embargo, esta medida encontró resistencia en el Vaticano, ya que su predecesor, Benedicto XVI, solo lavaba los pies de hombres y más tarde solo de sacerdotes. A pesar de las críticas, Francisco ha mantenido su postura de inclusión y ha continuado lavando los pies de mujeres en esta ceremonia tan significativa.
La salud del Papa Francisco
Durante los meses de invierno, el Papa Francisco ha enfrentado diversos problemas de salud, como bronquitis, resfriados y gripe. Estas dificultades han afectado su capacidad para llevar a cabo ciertas actividades, como pronunciar homilías durante la misa del Domingo de Ramos en el Vaticano. A pesar de esto, el pontífice ha logrado presidir el servicio y ha sido conducido en el papamóvil, marcando así el inicio de la Semana Santa, la semana más sagrada del calendario eclesiástico.