La mayor riqueza que alguien puede tener hoy en Gaza es un botellín de agua, un recurso extremadamente escaso para los dos millones de habitantes de la Franja.
El drama de la sed se cierne sobre una población de 2,3 millones de gazatíes, en la que ya se han registrado 2.670 muertos y 9.200 heridos por los bombardeos israelíes desencadenados por el ataque del sábado pasado de la milicia islamista Hamás, que dejó más de 1.400 muertos en Israel.
Falta de agua y salinidad
La falta de agua en Gaza no se debe tanto al cierre parcialmente revocado por Israel el lunes pasado como a la escasez de combustible para las desalinizadoras que abastecen a la población repartiendo agua en camiones. El agua del grifo en la Franja, extraída del subsuelo, es prácticamente imposible de beber debido a su alta salinidad.
Situación crítica y llamado a ayuda
Aproximadamente 600.000 personas, la mitad de los habitantes del norte, han acatado la orden de evacuación israelí que afecta a esta región y se han trasladado al sur, creando una situación de crisis humanitaria de enormes dimensiones en las ciudades meridionales.
Bombardeos continuos e incertidumbre
Además, Israel ha seguido bombardeando diariamente estas ciudades del sur aunque con mucha menos intensidad que las del norte donde los ataques no cesan durante todo el día.
Desplazamientos y dificultades
Muchos gazatíes se han debatido largamente entre abandonar su hogar o arriesgarse a quedarse mientras que otros no han podido elegir debido a que no son capaces de realizar un viaje a pie de hasta 40 kilómetros rodeados de bombardeos.
Escasez de recursos y desesperación
«No sé cuánto tiempo podremos aguantar. Ya estábamos en aprietos económicos y ahora estamos al borde de la hambruna», agrega uno de los residentes afectados.
Servicios paralizados y hospitales amenazados
La escasez de combustible ha paralizado incluso el servicio de ambulancias y la administración local ha comenzado a abrir fosas comunes para enterrar numerosos cuerpos víctimas de bombardeos que no han podido ser identificados pero tampoco pueden conservarse debido a la escasez eléctrica en los hospitales.
Llamado a la ayuda internacional
Aún se desconoce si en algún momento se abrirá el cruce fronterizo de Rafah para permitir la entrada de camiones con ayuda humanitaria que esperan en el lado egipcio y para evacuar al menos a los residentes con nacionalidad extranjera, entre ellos españoles, británicos y estadounidenses.
Fuente: EFE