Las joyas de oro siempre demostraron ser una inversión sólida, ya que pueden convertirse fácilmente en efectivo y mantienen su valor a lo largo del tiempo, incluso aumentándolo en momentos de alta inflación. Esta afirmación es respaldada por economistas y empresarios.
Según el grupo World Gold Council, durante la primera mitad del año, el precio del oro aumentó un 5,4% en USD, alcanzando los US$1.912,25 por onza al cierre de junio. Además, el oro superó a todos los demás activos principales excepto las acciones de los mercados desarrollados.
A pesar de esto, el consumo mundial de joyas se mantuvo prácticamente estable en 478 toneladas. Sin embargo, la fabricación de joyas superó al consumo debido a que se agregaron poco más de 30 toneladas a los inventarios globales.
Invertir en oro se considera una forma segura de reservar activos para momentos difíciles. En una entrevista con la revista Vogue, Sheila Guerrero del Páramo, socia y cofundadora de Joyas Vintage, comparó las reservas de oro con las finanzas familiares: «Es mejor ahorrar en materias primas por si algún día necesitamos cambiarlas por dinero».
La empresa financiera Credit Suisse también recomendó invertir en activos reales como el oro o bienes inmuebles debido a la volatilidad de los mercados financieros.
Desde Vogue señalaron que aunque comprar lingotes directamente puede parecer abrumador para la economía personal, invertir en joyas de oro es una alternativa inteligente en lugar de gastar en bisutería.
Según Del Páramo, las joyas antiguas tienen un valor adicional como obras de arte, ya que fueron creadas por artistas y son únicas en el mundo. Por otro lado, las joyas nuevas suelen ser producidas en serie con moldes y diseños digitales.
La empresaria destacó que las joyas de oro siempre serán una buena opción, pero las joyas antiguas originales con certificado representan una inversión aún mayor. Además del valor estético, el hecho de conocer la historia detrás de una pieza puede aumentar su atractivo para posibles inversores o coleccionistas.
Del Páramo también enfatizó la importancia de diversificar nuestras inversiones y sugiere incluir el oro en nuestra estrategia.
La industria de las joyas y la industria cinematográfica han tenido una relación cercana a lo largo del tiempo. Un ejemplo destacado es el caso de la actriz hollywoodense Elizabeth Taylor, cuyas joyas alcanzaron cifras millonarias en subastas después de su fallecimiento. Su colección «La gata sobre el tejado de zinc» (1958) fue considerada la más valiosa del mundo.