El Concejo Europeo aprobó un reglamento que establece que, a partir de 2027, los fabricantes deben diseñar dispositivos con baterías extraíbles y reemplazables. Esta medida forma parte de una estrategia para crear una economía circular en el sector de las baterías, abordando todas las etapas del ciclo de vida de estos productos, desde el diseño hasta la producción y el tratamiento de residuos. El objetivo es permitir a los usuarios finales cambiar la batería sin necesidad de adquirir otro dispositivo.
El reglamento también establece requisitos para el final de la vida útil de las baterías, así como objetivos y obligaciones de recogida para la recuperación de materiales.
Según Teresa Ribera, vicepresidente tercera del Gobierno español y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, «las baterías son clave para el proceso de descarbonización y el cambio hacia modos de transporte libres de emisiones».
Además, destacó que al finalizar su vida útil, las baterías contienen recursos valiosos que deben ser reutilizados en lugar de depender de terceros países para obtener suministros.
Esa iniciativa busca multiplicar por diez la demanda de baterías en 2030. Los residuos generados por las pilas portátiles permitirán a los productores recuperar litio, plomo y cobalto.
Sin embargo, esta transición hacia dispositivos con baterías extraíbles podría afectar al tamaño reducido y resistencia al agua y polvo que se logró en los dispositivos actuales. Esto dependerá del desarrollo interno y distribución diseñada por grandes compañías como Samsung, Google y Apple.
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