Recientemente, la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) y la Alianza por la Salud Alimentaria presentaron un panorama actual del consumo de sodio en México y la región, así como los daños asociados a su consumo excesivo y los beneficios de reducir su contenido en los productos ultraprocesados a través de la reformulación.
En los últimos años, las enfermedades cardiovasculares (ECV), incluyendo infartos al corazón, se convirtieron en la principal causa de muerte en México. Estas enfermedades son consecuencia de diversos factores, como la hipertensión arterial (HTA) el de riesgo más importante para su desarrollo.
Se estima que dos de cada cuatro adultos en México padecen HTA, aunque esta cifra podría ser mayor ya que tres de cada cuatro adultos desconocen tener esta enfermedad debido a falta de diagnóstico o ausencia de síntomas.
El alto consumo de sodio es uno de los principales factores de riesgo para HTA y ECV. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó no superar los dos gramos diarios de sodio o cinco gramos diarios de sal. Sin embargo, el consumo promedio en México está por encima de esta recomendación.
Según datos recopilados, se estima que escolares entre 5 y 12 años consumen 2.8 gramos diarios (equivalentes a 7.1 gramos diarios de sal). Los adolescentes entre 12 y 18 años consumen 3.7 gramos diarios de sodio (9.4 gramos diarios de sal). Mientras que los adultos mayores de 18 años consumen 3.1 gramos diarios de sodio (7.8 gramos diarios de sal).
Además, el consumo elevado de sodio está relacionado con otras enfermedades como la infección por Helicobacter pylori, uno de los principales factores del cáncer de estómago, y el consumo de bebidas azucaradas o energéticas, que se asocian al sobrepeso y la obesidad. Por lo tanto, un alto consumo de sodio puede tener un impacto negativo en la salud en general.
Los productos procesados y ultraprocesados contribuyen aproximadamente al 45% del total de sodio consumido en México. Entre las intervenciones que han demostrado tener un mayor impacto para reducir el consumo de sodio a nivel poblacional se encuentran: reformulación obligatoria de los productos, etiquetado frontal de alimentos, impuestos a alimentos con baja calidad nutricional, campañas para reducir el consumo de productos procesados y el uso excesivo de sal.
Según Claudia Nieto, investigadora del Centro de Investigación en Nutrición y Salud (CINyS) del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), disminuir el consumo diario de productos empaquetados o ultraprocesados podría tener un impacto positivo en la ingesta diaria de sodio.
En la Ciudad México, las principales fuentes identificadas son: cereales en caja, carnes rojas y carnes procesadas. Si los mexicanos adoptaran una dieta saludable basada en guías alimentarias podrían reducir su consumo diariode sodio o sal, lo cual tendría un efecto beneficioso en la salud.
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