El uso de auriculares es una práctica muy extendida entre adolescentes, jóvenes y personas de mediana edad. Ya sea para escuchar música, podcasts o el audio de videos desde dispositivos móviles, tabletas u ordenadores y aislarnos en nuestros mundos sonoros; algo que no está exento de riesgos.
El sonido entra al canal auditivo externo de forma más directa que los decibelios del ambiente y escuchar ruidos demasiado altos aumenta la posibilidad de perder paulatinamente la capacidad auditiva. La pérdida auditiva se vincula con la depresión, demencia o el aislamiento social y no tiene cura; solo existen tratamientos con eficacia limitada. Por lo tanto, la prevención es esencial.
Los jóvenes: los más afectados
Según una revisión sistemática publicada en 2022, hasta el 24% de los jóvenes podrían sufrir sordera por la exposición a sonidos fuertes provenientes de sus auriculares o música en locales de ocio. Además, los ruidos excesivos incrementan el riesgo de padecer hipertensión arterial, infarto de miocardio, accidentes cerebrovasculares, alteraciones del sueño y niveles elevados de hormonas del estrés.
Medidas preventivas
Para reducir los riesgos asociados al uso prolongado e inadecuado de auriculares se recomienda utilizar aplicaciones que limiten el volumen y auriculares con un sistema de cancelación de ruido. La Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que como norma básica el volumen debe disminuir según pase el tiempo que estemos expuestos a los sonidos. En ningún caso debe exceder el 60% del nivel máximo de salida del dispositivo durante más de una hora.
Los niños: mayor precaución
Es importante prestar especial atención al uso que hacen los niños de estos amplificadores de sonido ya que una pérdida auditiva puede afectar su rendimiento escolar y causar aislamiento social con sus compañeros. Cuanto más se retrase el momento de comenzar a usarlos, mayor será la seguridad para nuestro sistema auditivo.
