El síndrome del sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO) es una enfermedad gastrointestinal que aumentó la cantidad de casos, recientemente.
Esta patología causa mala absorción de nutrientes y, aunque su diagnóstico es relativamente nuevo, el 22% de la población lo padece, según advierten desde la clínica Olympia Quirónsalud.
Además, esta condición se caracteriza por un crecimiento excesivo de bacterias en el intestino delgado causado por diversos factores como insuficiente cantidad de ácido gástrico, sales biliares o enzimas digestivas; disfunción motora intestinal; alteración de las válvulas intestinales; uso excesivo de antibióticos; padecer enfermedades gastrointestinales subyacentes como el síndrome del intestino irritable o la enfermedad celíaca; o movimiento lento o irregular del intestino.
La presencia excesiva de bacterias en el intestino delgado puede provocar diarrea, distensión abdominal y malestar digestivo general debido a que las bacterias pueden fermentar los alimentos ingeridos y liberar gases como hidrógeno y metano. Los síntomas más comunes son distensión abdominal, exceso de gases produciendo dolor abdominal, diarrea o estreñimiento.
El diagnóstico se realiza a través de la prueba de aliento con lactulosa, que mide la cantidad de hidrógeno o metano que se exhala tras una ingesta.
El tratamiento específico para SIBO se realiza mediante el uso adecuado y controlado de antibióticos. Sin embargo, también es fundamental seguir una dieta adecuada.
La dieta FODMAP, que consiste en reducir el consumo de carbohidratos fermentables o comida que alimente a las bacterias presentes en el intestino, es una buena opción para tratar esta patología.
Cada paciente debe recibir un tratamiento personalizado e individualizado según si su test dio positivo por hidrógeno o por metano o ambos, ya que no existen dos pacientes iguales y siempre debemos también tener en cuenta los factores personales y ambientales que rodean a cada persona.
/W. M. C.